Antes que nada, debo indicar que sigo confiando, y mucho, en Rafael Correa, y que todavía pienso que, puestos a evaluar, es el mejor gobierno que este país ha tenido en décadas, o tal vez en toda la historia. Sin embargo, como todo en esta vida, existen debilidades, problemas, situaciones que no son precisamente de lo mejor. Por supuesto, no estoy en esa línea que le exige perfección solo a él, nadie sabe por qué, y que vive a la que cae porque en realidad están en guerra.
Yo no estoy en guerra contra él, y sí me importa mi país, y por eso mismo quisiera señalar las que considero las más importantes debilidades de Rafael Correa como Presidente, y que además afectan a su gestión de manera no poco grave, pues aparte de no ser lo más adecuado, le brindan al enemigo argumentos bastante sólidos para seguir molestando con jota.
La primera gran debilidad de Rafael Correa es gramatical, y se puede resumir en una sola frase: un exagerado apego a los adjetivos. En realidad, va un poco más allá: se agarra de cuanta pelea se le pone por delante y desarrolla la situación con un prolífico uso de adjetivos y frases ídem. Olvida ese sabio refrán que afirma contundentemente: "Dos no pelean si uno no quiere". Sabemos que gran parte de la oposición se encuentra en la prensa privada, y sabemos que recurre a todas las tretas posibles para desprestigiar y desestabilizar a través de los medios de comunicación. Esto no es novedad (lo venimos viviendo siete años), sin embargo, humildemente pienso que, en lugar de hablar de "prensa corrupta", "caretucos", "amargados" y otros calificativos, simplemente el Señor Presidente podría batirse con la mera verdad, o sea, presentar la información de la siguiente forma:
1. Tal periódico (o periodista, o canal, o noticiero, o whatever...) ha dicho esto...
2. ... la verdad es esta...
3. ... y las pruebas son estas.
¿Para qué más? Aunque es legítimo y humano indignarse, con un desmentido elegante como ese no hay necesidad de enredarse en esa pelea que lastima los corazones de cristal de conspicuos comunicadores, gente delicada que se ofende hasta por lo que no se le dice (siempre que venga de Correa) y que después es capaz de pasarse décadas respirando por la herida hasta que se le infecte de verdad.
¿Qué habría sucedido, por ejemplo, si en el famoso incidente con un conocido cantautor la caravana presidencial hubiera pasado de largo dejando al artista con la mano alzada? Una de dos: u otra persona asumía que el gesto era contra ella y se armaba una pequeña gresca callejera sin importancia... o, sencillamente, no pasaba pero NADA, con gran decepción del infractor y gran tranquilidad del resto del país. ¡Pero no! ¡Tenían que trenzarse en un incidente que nos tuvo entretenidos durante quince días entre estas y las otras! Y lo peor, que no aportó nada al proceso ni nada a nadie, en últimas, salvo a los cazadores de conflictos y a los cizañosos profesionales de los que está compuesto un alto porcentaje del personal de nuestros medios de comunicación.
La segunda debilidad de Rafael Correa, y según mi modo de ver la más grave, es la imposibilidad de separar su fe religiosa de su gestión como jefe de un Estado Laico. Sobre todo en temas de salud sexual y reproductiva y en temas de género.
Desde mi pasado de niña educada en un colegio de monjas, recuerdo cómo se me adoctrinaba cuando aún no llegaba a los doce años, diciéndome que tenía que influir (léase manipuar) en mis papás para que votaran por listas y partidos de tendencia más bien conservadora porque si no nuestras almas se podían condenar. Desde mi pasado de adolescente en el mismo colegio, recuerdo cómo se nos decía que si el gobierno decidía despenalizar ('legalizar', afirmaban las madrecitas) el aborto, quienes votaban por ese gobierno irían a para en la quinta paila sin posibilidad de redención. Yo no me lo creí. Y no quisiera pensar que mi Presidente, en cambio, sí.
Es muy grave, por ejemplo, el hecho de nombrar directora de un organismo de prevención del embarazo adolescente a una persona que pertenece a una de las más conservadoras sub sectas del catolicismo, una persona que, por otro lado, puede ser muy brillante e inteligente en algunas áreas del hacer humano, pero que en toda la documentación relacionada con su evaluación de la mencionada situación en el país demuestra esa cerrada ignorancia propia del fanatismo. Es inconcebible que el Presidente hable de algo como la "ideología de género", concepto inventado por la iglesia católica para desprestigiar los Estudios de Género, y que desde el punto de vista de las ciencas sociales hace agua por todas partes.
Lo triste de esta circunstancia es que la gente a veces se aferra a sus debilidades pensando que son fortalezas. Sería bueno que el Presidente Correa revisara estas actitudes, sobre todo porque le están haciendo daño a un proceso al que gran parte de la población le apostó con mucha fe y que se ve ensombrecido por la cerrazón y la imprudencia en este par de temas. Sería muy triste que este proceso que mucho tiene de maravilla se viera afectado gravemente no por la cizaña externa, sino por la falta de toma de consciencia de las debilidades internas que pueden carcomer por dentro una de las más grandes esperanzas de cambio para un país pequeño y olvidado como siempre fue el nuestro.
NOTA: Si bien estoy consciente de que este blog no es tan visitado, quiero dejar expresa mi voluntad de que si alguien va a citarme lo haga sin descontextualizar y sin utilizar mis palabras, frases y expresiones aisladamente de lo que se ha expresado en el primer párrafo de este artículo.
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