jueves, 19 de mayo de 2022

¿ES USTED IMBÉCIL?

No es la intención de esta pregunta ofender a nadie. Tampoco estigmatizar a ninguna persona o tendencia política. Más bien, se trata de constatar algo que las actuales autoridades del Ecuador, así como la prensa corporativa parecen dar por sentado: que no nos damos cuenta de nada, que no tenemos memoria y que por lo tanto no podemos comparar ni contrastar el pasado con el presente, y que se nos puede decir cualquier cosa porque igual nos la tragamos sin chistar. O sea, dan por sentado que la población del Ecuador sufre de imbecilidad crónica. Ahora claro, la pregunta cae por su peso: ¿hasta qué punto es la gente misma responsable de que se la tenga por tal?

Ciertas afirmaciones del presidente Lasso parecen venir de un desierto neuronal sin fin… e ir hacia otro igual. Por ejemplo, cuando llamó ‘gil’ a su antecesor, el inefable Moreno. O bueno, desde antes, cuando él y sus corifeos comenzaron a repetir aquello de ‘catorce años de correísmo’. Porque no es muy difícil darse cuenta de que los diez años anteriores al nefasto e incapaz régimen de Moreno no tuvieron nada que ver con los cuatro años siguientes. Para entenderlo, lo único que se necesitaba era tener ojos en la cara. Sin embargo, si es cínico y artero que hayan acuñado, entre medios y politiqueros aquella frase, y que la hayan comenzado a repetir como un sonsonete, más triste es que la población haya comenzado a canturrearla y a darla por verdad absoluta. Tampoco hace falta una memoria elefantiásica para recordar la complacencia de Lasso al corroborar, en una entrevista con Andersson Boscán, que Moreno había gobernado con su plan de gobierno. Y no es necesario esforzarse demasiado para recordar que uno de las más importantes secretarías de Estado, como es la de Economía, fue ocupada por un miembro de CREO apadrinado por el mismo Guillermo Lasso en persona. Entonces… ¿cuáles catorce años?

Igual ocurre con la letanía de la supuesta ‘corrupción del correato’. Sí, hubo casos de corrupción. Pero cualquier mente que funcione con un mínimo de normalidad puede comprender que si a alguien se le termina sentenciado por algo tan difuso y medieval como el ‘influjo psíquico’ es porque sencillamente no existe una sola prueba palpable de que haya delinquido de la manera normal. Es más, ni siquiera existen pruebas de que haya delinquido. ¿O creen que si en realidad se hubiera encontrado medio centavo de falla en las sesudísimas investigaciones, más allá de falsificaciones de cuadernos, videos trucados tan burdamente que cualquiera que no sea imbécil (y hasta algunos imbéciles) se da cuenta de la trampa, no le habrían caído con todo el peso de la ley? Y cuando se esgrimen estos argumentos, no falta el comentario absurdo: “Ningún ladrón da factura”.

Hace pocos días, en una entrevista con el periodista José Levy, Lasso afirmó, muy suelto de  huesos, que la culpa de la crisis carcelaria que ya lleva más de trescientos muertos en unos cuantos conflictos durante los cinco años (ahí sí) de lassismo era culpa de ‘los dos gobiernos anteriores’. Y los acusó de permisividad y otras finas hierbas… Como para recordar sus viejos rencores infantiles, también metió en el mismo saco a Jaime Nebot. Sin embargo, basta con señalar que durante el Gobierno de Rafael Correa (los únicos diez años de correísmo real y efectivo) se crearon los Ministerios del Interior y de Justicia y se renovó totalmente el sistema penitenciario para que las acusaciones de Lasso hagan aguas por todas partes (obvio, en mentes normales), y que sus amenazas de enjuiciar a Correa, Moreno y Nebot resulten no solo ridículas sino estúpidas (para un conteo neuronal estándar, claro).

Hay muchos argumentos más al respecto. Aquí solo se ha hablado de los más contundentes y recientes. Sin embargo, y es lo más lamentable, el pueblo ha optado por no ejercer sus destrezas de razonamiento, y en un gran porcentaje ponerse a repetir los sofismas y falacias que tan alegremente recitan los medios y la partidocracia, y entonces, si le siguen tratando como si padeciera de imbecilidad crónica, no es solamente por la falta de respeto habitual en la canalla mediática, sino porque quizá se están dando motivos…