jueves, 26 de noviembre de 2020

AY, LOS BUENOIDES MATERIALISTAS


Así, por preguntarme, me pregunto qué habría pasado si Diego Armando Maradona tenía fotos abrazado a Trump, a Piñera, a Macri, a Moreno (aunque no le creo de estómago tan fuerte), a Gloria Álvarez... De seguro la burda y cruel caricatura que encabeza este artículo no se habría dado. Porque en realidad no les molestan los problemas de adicción del ídolo, eso es lo de menos. Pero dadas sus 'malas amistades' y sus peores ideas, entonces hay que irse con todo, faltaba más. Ahorita mismo gente de la misma calaña de Bonil debe estar averiguando a qué le olía el aliento, para, si es posible, hostigarle post mortem con el tema. 

Al pensamiento conservador del mundo no le importa la vida personal de nadie, ni le preocupan los malos ejemplos ni cualquier otro problema a no ser que se trate de alguien que alguna vez en su vida ha mirado hacia la izquierda. Entonces es el momento de achacarle por todos los errores o problemas de su vida. Porque si Bonil quisiera podría mirar a su alrededor, en la pelagatería local, nomás, y encontraría varios ejemplos de lo que tan acuciosamente critica cuando se trata de alguien cuyo mayor pecado es haberse tomado fotos con los Kirchner, Fidel y Chávez. Alguien cuyo mayor escarnio es haber pasado por Cuba para un proceso de rehabilitación (eso no cuenta) y haber defendido a las Madres de la Plaza de Mayo. 

Con motivo del fallecimiento del crack del fútbol argentino, las redes sociales (más que los medios) se han llenado de gente que jamás en su vida no digamos ha tomado... ha olido un 'shot' de licor, mucho peor ha encendido un cigarrillo o ha tenido un ataque de risa nerviosa en un funeral. Como siempre, en ese valle de pasiones, los ánimos se caldean al defender puntos de vista: acusaciones de pedofilia, de golpear mujeres... que tendrían que ser demostradas más allá de las fotos o los recortes de perdiódico que la gente se ha acostumbrado a esgrimir como prueba irrefutable de cualquier cosa. 

Diego Armando Maradona está muerto, como un día estará Bonil y todos aquellos que lo acusan de lo acusable. No necesita homenajes y los insultos ya no le llegan. Pero el ala conservadora del mundo conoce también la fuerza de la destrucción simbólica y cómo puede golpear el inconsciente de la gente. Guerra es guerra, no importa contra lo que se vaya. Sin embargo, hay una máxima que aconseja tomar lo que nos sirve y desechar el resto, y el mismo evangelio nos recuerda que de la abundancia del corazón habla la boca. 

Por si no fuera poco, la ley del espejo también nos dice que censuramos en los demás lo que odiamos en nostros mismos, y que aquello que vemos o decimos habla más de nosotros que de los otros. Yo, sinceramente, prefiero quedarme con la imagen de aquella persona que ponía pasión en lo que hacía, y que se emocionaba con un niño con cosas que los buenoides materialistas del universo jamás podrán comprender. 

 

domingo, 8 de noviembre de 2020

DE DOLORES Y DOLORES


La imagen de la virgen Dolorosa del Colegio está marcada por el misterio y la leyenda. Se dice que alguien vendía en la calle la representación de la Virgen de los Dolores, una imagen por demás sufriente: la mujer que acaba de sepultar a su hijo, torturado ante sus propios ojos, agotados de tanto llorar, con las lágrimas todavía corriéndole por las mejillas, el corazón atravesado por siete espadas, y sujetando entre las manos, afectuosamente, en un gesto de incomprensible masoquismo, los clavos y la corona de espinas, es decir los instrumentos de tortura de su hijo. 
 
Se dice que eran tres cromos, impresos en Francia, y no se sabe bien quién los trajo ni quién compró los otros dos. Pero uno de ellos, el que importa, el milagroso y sacrosanto, fue a dar, enmarcado, al comedor del colegio San Gabriel, llamado así en honor a Gabriel García Moreno, alguien a quien, cariñosamente, se podría calificar con el apelativo de "El tirano eficiente", una de cuyas características era el catolicismo fanático, lo cual no le impedía tener relaciones extramaritales, una de las cuales parece que le costó la vida... pero esa es otra historia... 
 
Corría el año de 1906. Año de fundación del periódico EL COMERCIO, el periódico quiteño por excelencia. Habían pasado casi once años del triunfo de la Revolución Liberal y las aristocracias serranas resentían hondamente la pérdida de poder que ello les significó. "El indio" Alfaro, como lo llamaban (Alfaro tenía algo de lo cual ellos se jactaban, pero a ninguno se le podía comprobar: un 50% seguro e innegable de sangre española), había despojado a la iglesia católica del poder del registro de nacimientos, matrimonios y defunciones, así como de las tierras ociosas, a través de la Ley de manos muertas... en fin, la iglesia católica había dejado de ser el eje fundamental de la vida del país, y eso también le había significado una reducción en el cobro de ciertos servicios. 
 
Por otro lado, eran las aristocracias (por llamarlas de algún modo) quiteñas las que habían perdido la guerra civil entre conservadores y liberales. Y el país se encontraba en una grave crisis de inestabilidad. Al colegio San Gabriel asistían los hijos de la clase pudiente de Quito, niños y adolescentes a quienes se les machacaba día con día y hora con hora, que el Ecuador, otrora país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, ahora vivía en pecado, pues Alfaro, entre otras cosas más palpables y en el fondo mucho más importantes desde el punto de vista pecuniario, les había "quitado a Dios" (¿será eso posible?). 
 
Desde la conquista española y la imposición de una religión cuyos dioses (no me voy a enredar en el lío que le costó la vida, entre otros, a Miguel Servet) eran masculinos sosteniendo en precario equilibrio un taburete de tres patas, la figura de la MADRE, precisamente porque la teología le concedía menor importancia, cobró una gigantesca importancia, pues la religión y la cosmovisión indígenas tenían un fuerte componente de energía femenina con todas esas ideas de la Pacha Mama y de tales. La virgen de la Merced había, supuestamente, comandado los ejércitos de Bolívar, en un esquizofrénico enfrentamiento con ella misma, pero en su advocación de virgen de los Remedios. Y en el tiempo en que el Indio Alfaro nos había "quitado a Dios", las clases populares de Quito se declaraban hijos de la virgen de la Merced pero parece que las élites estaban huérfanas de madre, o no les hacía tanta falta. 
 
El 18 de abril de 1906 la ciudad de San Francisco, California, hermana de Quito, Luz de América, había sido asolada por un espantoso terremoto. Y el 20 de abril, mientras los niños internos y semiinternos del colegio San Gabriel almorzaban escuchando el pavoroso relato y haciendo comentarios sobre la tragedia, algunos de ellos advirtieron que la virgen de los Dolores del cromo del comedor parpadeaba, como dando muestras de perturbación y angustia. Según dicen los niños que observaron el 'portento', el dibujo parpadeaba, aquello de que 'lloró', vino después, tal vez porque, como el dibujo ya ostentaba sendas lágrimas perladas en las mejillas, eso unido al parpadeo provocaba la ilusión óptica de que las lágrimas rodaban por la cara. 
 
Bueno, el caso es que la Virgen de los Dolores no se sentía bien. Digamos que lloraba, o que contenía el llanto, o que iba a empezar a llorar en medio de parpadeos. ¿Y por qué lloraba, la virgencita? Pues... adivinen... Porque el indio Alfaro nos había quitado a Dios. O más concretamente, porque Alfaro le había quitado a la Iglesia Católica una parte (que no todo) de la omnipotencia de épocas anteriores.
No estamos para desconfiar de lo que los niños que almorzaban entre el triste relato del terremoto y la concurrente repetición de la tragedia nacional de ya no ser el país del Sagrado Corazón de Jesús vieron en el cromo de la virgen. Y tampoco vamos a manifestar nada al respecto. Lo que sucedió después fue que el cuadro del comedor fue llevado a la capilla del colegio, en donde al poco tiempo ya no lucía el sencillo marco de madera, sino un ostentoso marco de pan de oro. Y también que las élites quiteñas tuvieron por fin una madre, que además lloraba permanentemente por el descarrilamiento de todo el país. 
 
Casi seis años después, quizá para ver si la Dolorosa del Colegio (como pasó a llamarse) dejaba de llorar (cosa imposible, porque las lágrimas estaban bien dibujadas en el cuadro y habría habido que rasparlo, borrarlo... profanarlo, en fin), una turba enfurecida, pero muy católica (se autoproclamaba así) linchó a Alfaro y sus compañeros, humilló los cadáveres de todas las formas posibles y terminó incinerándolos mientras gritaba "¡Abajo los masones! ¡Viva la religión!" en lo que ahora es el parque de El Ejido en un macabro aquelarre que el historiador y escritor Alfredo Pareja Diezcanseco llamó "La hoguera bárbara". 
 
La virgen, como es de suponer, ni lloró más, ni dejó de llorar ante los sangrientos sucesos. Pero no importaba; habían castigado , entre otras cosas, al supuesto causante de su llanto en una masacre que sería cualquier cosa menos cristiana, al menos en lo que al quinto de los diez mandamientos se refiere. Pero la Dolorosita del Colegio se quedó como el ícono de la religiosidad de la clase media y media alta de Quito. Es la arquetipo de madre de todos los alumnos y ex alumnos del colegio San Gabriel. Y por extensión, la madre de sus familias y de toda la aristocracia católica quiteña de esa época y las que siguieron. 
 
Hoy, Daniel Tello, artista visual, ha realizado una obra en la cual mimetiza en la imagen de la virgen Dolorosa a la figura de María Paula Romo, la Ministra de Gobierno adorada por la Policía, cuyos excesos defiende a capa y espada (después de todo, ella los ordenó).
Hay gente irreverente que alaba la obra. Otros se conduelen de que semejante personaje sea burlonamente equiparado a la Virgencita (así dicen) o a la Dolorosita (como también la llaman, cariñosamente). 
 
Es un dilema difícil de resolver, pues la gente se aferra a sus creencias y se siente irrespetada cuando se 'profanan' de alguna manera sus iconos sagrados. Y la virgen, como ya lo dijimos, es la Madre.
Pero... dado el sesgo de la historia y de la religión, la Virgen Dolorosa no es precisamente la madre de los pobres ni de los condenados de la Tierra. Es la imagen que sufre porque a la iglesia que la venera le han quitado el poder y le han disminuido la riqueza. Es la que ampara al banquero más conspicuo del Ecuador y la que preside cada uno de sus locales. Es la que mira asesinar, vejar, arrastrar y humillar al hombre que quiso transformar un país que era para los hacendados y convertirlo en un país para la gente... y calla. Y deja de llorar. Y hasta capaz se tranquiliza porque se siente vengada. 
 
Ese es el sentido que se le dio a la Virgen Dolorosa. Y para peor, también el chantaje moral de presionar para que sus hijos la quieran y obedezcan porque los manipula con su llanto. Como hicieron conmigo en el colegio, como han hecho con todos y cada uno de los alumnos del Colegio San Gabriel hasta el día de hoy. 
 
Entonces, si bien la virgen María, como arquetipo y representación de una creencia popular es respetable, también sería un poco mejor mirar más allá, más adentro y más profundamente el uso que se ha hecho de tal imagen, que no es tan inocente, romántico ni puro como se quiere hacer pensar a la población. 
 
Adjunto tres imágenes de la virgen de Dolores. Esa pobre mujer que ni siquiera sabemos si existió, pero que vive llorando a mares, no tanto por su Hijo, que al fin y al cabo se supone que resucitó, sino porque nosotros somos malos porque el "indio" Alfaro nos quitó a Dios, y porque en últimas la Iglesia ya no manda sobre la faz de la Tierra como lo hacía antes.

CON LA VIRGENCITA NO SE METAN (CON CUALQUIER OTRA COSA, VAYA Y PASE)

 

Hace algunos años, en tiempos del alcalde Augusto Barrera, un joven artista iconoclasta cuyo nombre se me ha escapado de la memoria y no lo quiero rescatar, decidió aprovechar que habían convertido en museo popular una parada de bus abandonada en el barrio de Carcelén, y realizar allí una exposición de una serie de imágenes y pinturas irreverentes con la religión católica. Según cuentan, una de las imágenes más perturbadoras era la del Divino Niño haciendo la 'mala seña' con su infantil manecita. 

A pesar de mi vecindad con el sector, nunca pude ver la exposición. No duró ni dos días en el lugar. La población del barrio se sintió tan ofendida que, olvidando mandamientos muy importantes de su líder, quiso linchar al artista e incendiar la improvisada sala de exposiciones. El alcalde Barrera, a pesar de todo su progresismo manifiesto (después supimos que no era tanto) ordenó retirar la exposición. Y tal vez hizo bien, siempre es preferible un artista silenciado a un artista incinerado en una plaza pública, como si fuera la Edad Media. 

Ahora último también hay un barullo digno de mejor causa (a mi juicio) porque el artista Daniel Tello ha realizado un collage en donde aprovecha como base la imagen de la Dolorosa del Colegio para colocar en ella el rostro sonriente de la ministra María Paula Romo sujetando en sus manos una bomba lacrimógena caducada, una boina de militar o policía, y unas cuantas balas. La idea, según se parece entender, es ironizar sobre la 'divinización' de la personera en medios policiales y castrenses. 

No sé si quieran linchar a Daniel Tello. Y obviamente no han intentado destruir ninguna edificación porque la obra circula en redes. Pero hay una indignación tal cual hubieran mentado a la madre a una gran parte de la población. La gente responde cosas como: "Respeten nuestras creencias", "No ofendan a la madre de Dios" (¿Dios tiene madre?), "Virgencita, tú sabes que yo te amo"... cosas así. Creyentes e incluso algunos no creyentes defienden a capa y espada a la imagen que vino a llorar por el triunfo de la Revolución Liberal hasta que lincharon a los Alfaros y luego siguió con la cara triste por si acaso volviera a suceder algo parecido. 

¿Por qué esa defensa tan acérrima de una imagen imaginaria y grabada en un papel quizá normal y corriente? Ni siquiera representa a la Virgen María, si existió, pues debió haber sido una mujer semita de su tiempo, no con un uniforme azul y blanco de monja, sino con otra indumentaria, más tosca quizá y en otros tonos. Algunos dicen: "es como cuando tú tienes en tu billetera la foto de tu mamá"... ¿En serio? La foto de mi mamá ES eso: la representación de mi mamá, una imagen captada de mi madre real en un momento que sucedió. Incluso si fuera el retrato de mi madre, se basaría en ella, en su imagen real. Pero si yo tomo una foto cualquiera de una señora, o de una actriz como decir... Sofía Loren con un vestido parecido a alguno que tenía mi mamá, y le ando diciendo a todo el mundo que representa a mi mamá y por eso hablo con ella, le doy besos y si me la quitan o la vejan de algún modo armo un relajo de Dios es padre, pues... ¿qué pensarían? Peor si alguien se imagina cómo es mi mamá y la dibuja según su creencia... 

La gente está dispuesta a fajarse cuerpo a cuerpo, insultar, matar, quemar un museo y linchar a un ser humano por defender las representaciones de sus creencias. Y no solamente pasa en el catolicismo, aparentemente ocurre con cualquier tipo de creencia. Eso, para empezar, no habla muy bien de sistemas de creencias que proclaman la igualdad, el amor y la paz como base de su doctrina, porque no se han logrado implantar en la consciencia de los seguidores. ¿Dónde está, por ejemplo, el famoso "ama a tus enemigos" en la turba que pretende linchar al artista de Carcelén? ¿Dónde se puede encontrar el "perdónales, porque no saben lo que hacen", en quienes insultan y agreden de palabra a un señor que ha hecho un collage con la imagen de un engendro del mal en el lugar del venerado rostro? ¿Dónde, el "misericordia quiero, y no sacrificio" en la desesperación por incendiar el museo de la sacrílega exposición para 'desagraviar' a Dios? 

¿Dios necesita un desagravio? ¿No le darán risa las supuestas 'agresiones' de seres que para él deben equivaler a una partícula de polvo cósmico?

¿La Virgen María se ofende de verdad porque se usa una imagen que ni siquiera la representa fidedignamente para criticar a un personaje de la política? 

¿Son tan frágiles y quisquillosas las divinidades del cristianismo? 

Y por último, si lo son, siempre tienen el recurso del infierno para vengarse... ¿o no es eso lo que predican los creyentes que, en determinado caso, no deberían verse tan urgidos por el desquite, pues en alguna parte del Libro Sagrado dice "Mía es la venganza, dice el Señor"? 

Mientras tanto, el calentamiento climático avanza, el virus hace de las suyas y la maldad campea en el planeta. Mientras tanto, Moreno, Romo y sus secuaces siguen rifándose el país con la anuencia chaperil. Pero eso puede esperar... En cambio, ¡la Virgencita! No, pues. Hay que por lo menos reclamarle al hereje. 

Pero en fin, una cosa buena sale de todo esto: la cara de Romo es una falta de respeto hasta para los devotos de la Dolorosa, eso es evidente. 

martes, 3 de noviembre de 2020

QUERIDO JORGE NÚÑEZ...

Era una inexperta articulista en El Telégrafo del gobierno anterior cuando escribí un artículo en donde pretendía dar una mirada transgeneracional del conflicto entre los hermanos Correa. Cuando lo publiqué, inmediatamente apareció en mi correo la nota afectuosa de Jorge Núñez Sánchez, sus elogios bien pensados, descriptivos, efusivos hasta un punto, pero sin caer en la zalamería. Su aguda visión, su entendimiento claro, su lectura más allá de las simples palabras se manifestaron en varios otros comentarios sobre mis artículos de novata opinadora, siempre con el mismo afecto y precisión.

No recuerdo cuándo fue nuestro primer encuentro. Es de esas amistades que se van sembrando de a poco. Compartiendo eventos, entretejiendo momentos, y sobre todo coincidiendo en la visión del mundo, la historia y la política.

Alguna vez, encontrándome urgida por una crisis económica, publiqué en redes una publicidad de corrección de textos. Y él, siempre respetando mi dignidad, pero comprendiendo mi necesidad, se apresuró a apoyarme con la tarea de corregir unos cuántos volúmenes que estaba preparando la Academia Nacional de Historia.

Recuerdo las palabras que compartimos a poco del fallecimiento de su madre. Cómo me confió, sin vergüenza ni recelo lo doloroso de aquella pérdida, más allá de su condición de hombre maduro y sensato. Y juntos abrimos el corazón sobre las pérdidas y los dolores de esas anclas en la vida que son los padres.

Cuando mi padre falleció, fue su mensaje cálido y afectuoso, evocador de lo que habían compartido al trabajar juntos en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central, uno de los que más recuerdo y que más consuelo me trajeron.

Quedó trunco un proyecto editorial en conjunto. Pero sobre todo recuerdo la afabilidad con que nos recibió en su casa hace ya algún tiempo, y su presencia en una de las presentaciones de uno de mis libros, cuando me dijo que había que ver cómo hacíamos público mi poema a Jorge Glas.

Querido Jorge, ahora que nos has dejado, pienso con tristeza en todo aquello que quizá pudimos haber compartido y no se nos dio. Pero agradezco el privilegio de tu amistad, de tu deferencia, de tu cariño y solidaridad. Son de esas luces de mi vida que no se apagarán jamás. Trataré de honrar tu ejemplo de amistad y de integridad siempre. Y siempre te llevaré en mi corazón como una de las mejores personas que tuve la fortuna de conocer.

Que haya paz en tu viaje definitivo. Y si hay recompensa por lo entregado, seguro la tendrás, repleta de luz y felicidad.

Hasta pronto Jorge. Que tu luz brille inextinguible entre quienes te queremos, te extrañaremos, y sobre todo en medio de la oscuridad de este país que siempre necesitará personas como tú.

Nos harás mucha falta en el camino