viernes, 27 de enero de 2012

POR ALGO LE HAN DE HABER MATADO


Existen cosas (frases, dichos, situaciones) que darían ternura si no fuera porque primero dan asco. Que harían reír si no fuera porque en primera instancia no provocan ni siquiera llorar, sino vomitar. 
Ahora último, por ejemplo, circula por ahí una frase que pertenece a este entrañable conjunto de dichos. En cierta prensa, en la boca de algunas personas, y como un comentario repetido (¿se acuerdan cuando la gente se dedicó a buscar con lupa los defectos del Che Guevara?), un poco de gente afirma, muy suelta de huesos, respecto del linchamiento de Eloy Alfaro y sus compañeros, que "por algo le han de haber matado y arrastrado".
Y sí. Todo pasa por algo. Se dice, además, que por algo la gente de Guayaquil y sobre todo de Quito ha de haber estado tan enojada. De lo que se infiere que, como decíamos de niños: ¡bienechito! ¿a qué se mete a cambiar un país?
Aunque tal vez no exista por el momento nada mejor, la democracia, entendida como el acatamiento a ultranza de la voluntad de la mayoría, podría ser un sistema con un alto grado de riesgo de perversidad. Ya lo decía el inolvidable Facundo Cabral: "Coma yerba, millones de vacas no se pueden equivocar". Y como sucede en todo, dependiendo del interés de quién lo defiende o lo ataca, unas veces funciona y otras veces no.
No existe un registro de cuántas personas participaron en los sangrientos sucesos del 28 de enero de 1912. No existen registros, porque en la época no se hacían, de los sondeos de opinión que pudieron haber dado una noticia clara de los niveles de aprobación o reprobación a la gestión de Eloy Alfaro.
Lo que la historia registra a partir de la figura del Viejo Luchador son los cambios radicales que se propiciaron a través de la Revolución que él lideró: la separación de la Iglesia y el Estado, la vasta e importantísima obra pública, el apoyo y el fortalecimiento de la educación y el énfasis en la educación de las mujeres, la creación de casas de salud, de nuevos ministerios y otras instancias públicas. La abolición de impuestos a indígenas y montuvios. La dotación de agua potable a las principales ciudades del país.
Como todo ser humano luminoso, Alfaro tuvo también su sombra. Se habla de intransigencia, de autoritarismo. ¿Sería eso del todo malo? En un país como el Ecuador, en donde lamentablemente los intereses, ideologías, creencias y caprichos particulares pesan muchísimo más que la necesidad del bien común, ¿es posible conseguir algo con el consenso, la paciencia y la bondad?
Víctima tal vez de su propio carácter, pero sobre todo víctima de la traición de sus compañeros más moderados de ideología, y víctima de manipulaciones en las que no se dudó en utilizar lacrimógenas imágenes religiosas, sermones, artículos de prensa y todos los medios disponibles, Eloy Alfaro fue linchado y su cuerpo brutalmente profanado hace cien años. Y es ahora, en medio de la recordación de una de nuestras más trágicas y vergonzosas efemérides, cuando se alzan voces cargadas a partes iguales de 'sensatez' y mala fe para decir que 'por algo le habrán matado'.
Y lo peor es que tienen razón: por algo lo mataron. También a Jesús.

domingo, 15 de enero de 2012

A RASGARSE LAS VESTIDURAS SE HA DICHO


Uno de los más hermosos pasajes del evangelio de San Juan es aquel en el cual una mujer adúltera es llevada frente a Jesús para que él dictamine lo que se tiene que hacer con ella. Es una trampa, y Jesús lo sabe: si dice que la apedreen, como ordena la ley de Moisés, le reclamarán que dónde está la misericordia que tanto ha predicado, y si dice que no la apedreen, le acusarán de estar yendo contra la sagrada Ley. Entonces Jesús calla y se pone a trazar rayas en el suelo, en una actitud que si no fuera de él resultaría altamente descortés para los próceres que lo acosan. Al cabo de un rato (me gusta imaginar su gesto, su expresión), levanta los ojos, mira de lleno en los rostros de sus detractores, y les dice, serenamente:
-El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra.
Esta escena me ha venido a la mente en el momento en el que las voces femeninas  y feministas del país se han alzado, ofendidísimas, porque el presidente Rafael Correa ha hecho algunos comentarios en relación con las minifaldas y la manera de moverse en el baile de algunas de las funcionarias que participaron en la fiesta de año nuevo. Cunde la indignación. Circulan cartas. Correos electrónicos. Entrevistas. Me recuerda la época de la "gordita horrorosa", en la cual a todas las gordas y gordos (e incluso a algunos flacos) del Ecuador se les consteló de golpe el complejo no superado de la gordura infantil, de la gordura postparto, de la gordura temida y sobre todo el de que la gordura o lo que sea sirve para tener de qué achacar con fe y alegría a Rafael Correa. 
Sin abrogarme nada del mayor y más hermoso arquetipo de la cultura judeo cristiana, me gustaría que alguien les dijera a las personas que con lágrimas de indignación en los ojos censuran las frases de Correa en relación con la fiesta de año nuevo lo mismo: 
-Quien no tenga pecado, que arroje la primera piedra. (Aunque si las palabras fueran piedras el pobre Correa ya estaría más lapidado que cualquier adúltera de por esos lares.)
Porque a ver, con la mano en el corazón: ¿quién no hace, de vez en cuando, un chiste sexual? ¿a quién no se le escapa un comentario machista? ¿quién no alaba o censura la manera de bailar de alguien en alguna cosa, refiriéndose a su sexualidad o a su sensualidad? ¿quién, por feminista que sea, no pondera una minifalda de cuando en vez, o en sentido inverso unos buenos biceps, unos brazos masculinos, un six pack de músculos en el abdomen?
La oposición a Correa, no importa si es de derecha o de izquierda, si viene de los movimientos sociales, de los medios de comunicación o de donde sea, con la práctica se va volviendo cada vez más experta en aquella entrañable figura psicológica de la tormenta en el vaso de agua; esto, unido a la ecuatorianísima costumbre de llevarlo todo al plano de la ofensa personal. Están llenos de argumentos, de sensibilidades e hipersensibilidades con las que ocultan muy bien la intención última que los ampara: desprestigiar por donde haya cómo; quitar la fe de la gente en un proceso que, con defectos y todo, ha ido avanzando le duela a quien le duela; detenerse en minucias por encima de la visión de conjunto, y bien en últimas, ver cómo, por donde sea y de la manera que sea (aquí no hay ética que cuente) se puede desestabilizar aunque sea medio minuto. 
Podría referirme yo también al Presidente. Podría decirle que en una guerra tan sucia como la que él enfrenta tiene que andar "pisando en huevos" (perdón, gallinas y pollitos, por el comentario gallináceo, y si algún masculinista también se siente ofendido, mil veces perdón) y cuidarse de todo lo que dice, hace, piensa o sueña porque quienes se le oponen están a la que cae. Pero, bien mirado, ¿por qué? ¿Cómo así?
Leo entrevistas y otros comentarios y me quedo con la boca abierta, porque las mismas feministas y feministos (muchos y muchas recién inscritos) que tan dolidas y dolidos están comienzan a hacer insinuaciones, esas sí, muy ofensivas en relación a las mujeres de la administración y el gabinete que no se han rasgado las vestiduras frente a los comentarios del Presidente. Por otro lado quienes censuran estas palabras de Correa ni siquiera disimulan la intención de sembrar cizaña al interior del régimen con todo lo que dicen.
No faltará quien me diga: "Es que el presidente..." y la acostumbrada monserga sobre la mujer del César. Y de seguro que después de este artículo me ganaré algunos odios no tan gratuitos como otros que me han venido de algunas partes. No me importa. Cuando he visto algún defecto en Correa, lo he dicho. Pero por otro lado, más allá de la perfección que los imperfectos le exigen a ultranza (nadie sabe por qué) me gustaría preguntarles a las mujeres que tan ofendidas se sienten si se arreglan, si se pienan, si compran cosméticos, si se pintan las canas, si se han hecho un lifting, un peeling o cualquiera de esos procedimientos; si se ponen minifalda o escotes... y si la respuesta es afirmativa, ¿para qué lo hacen? Esos son comportamientos que buscan desde todo punto atraer sexualmente desde la potenciación de sus atributos de hembra, cosa que tampoco está mal. Y cosa que en nuestros ámbitos privados comentamos con el mayor entusiasmo posible cada vez que se ofrece, en comentarios que van del inocente "qué guapa" a expresiones mucho más gruesas sin que nadie se quiera morir de la indignación por eso.
No voy a hablar de la obra pública. No voy a hablar de los mejoramientos en un montón de aspectos en la vida cotidiana del país. Ya no, porque no hay peor ceguera que la de quien, por conveniencia, se niega a ver. Pero si reflexionamos un poco, observo que hay gente cuya mezquindad solamente le lleva a ver los errores, los lunares, la basura. Dicen que cada uno se fija en lo que está cerca de su corazón y de su alma, y lo triste resulta entonces que en nuestro país haya tanta gente incapaz de levantar los ojos hacia los logros y continuar buscando la podredumbre que compagina mejor con sus complejos. 
Y sí, respecto de esos comentarios y otras cosas, también convendría que cada uno y cada una se encargara de lo suyo y se acogiera a la frase más sabia que Jesús dijo en contra de quienes se regodean en el 'pecado' ajeno: 
-Quien no tenga pecado, que arroje la primera piedra.

lunes, 9 de enero de 2012

¡SÍ, QUE SE ACABE!


El 2012 amaneció con malos pronósticos. Dicen que dicen que los mayas profetizaron para este año el fin de los tiempos. Dicen que dicen que los polos magnéticos de la Tierra van a cambiar en estos meses. Que el apocalipsis es ahora. Que ya se acaba el mundo.

La verdad es que en RADIALISTAS estamos muy contentos porque se acabe el mundo. Este mundo.

Un mundo donde mil millones de seres humanos se acuestan a diario con hambre extrema, debe acabarse.

Un mundo donde 500 multimillonarios acaparan más riquezas que la mitad de la Humanidad, debe acabarse.

El mundo de Obama, de Zapatero y Rajoy, el mundo de Sarkozy y de Merkel, el mundo que carga más impuestos a los ciudadanos para enriquecer a los banqueros, debe acabarse.

El mundo de Pinochet y Piñera que privatiza la educación pública, que obliga a las familias chilenas a endeudarse toda la vida para poder darle un título a sus hijos e hijas, debe acabarse.

El mundo antidemocrático de Naciones Unidas, donde cinco naciones, las mayores productoras de armas y de guerras, tienen derecho a veto y deciden por las demás, debe acabarse.

El mundo terrorista de Israel, un país rebosante de armas nucleares, que amenaza con invadir a Irán por intentar tenerlas, debe acabarse.

El mundo chantajista de Estados Unidos que estrangula económicamente a la Unesco por haber alzado la digna bandera palestina, debe acabarse.

El mundo de la OTAN, que bombardea civiles libios para “liberarlos”, que invade los países árabes para “democratizar” su petróleo, debe acabarse.

El mundo racista que esclavizó a África durante siglos, que se repartió sus riquezas, y hoy la abandona a su suerte, debe acabarse.

El mundo contaminante de las mineras canadienses y estadounidenses y europeas, destructoras de la Madre Tierra, debe acabarse.

El mundo cínico del narcotráfico y los cárteles que lavan miles de millones en los bancos gringos y europeos, debe acabarse.

El mundo con olor a tabaco, debe acabarse.

El mundo de las sectas milagreras, de los fundamentalismos religiosos, el mundo del opus dei, de los legionarios, de los heraldos, de los pare de sufrir, de tantos lobos con piel de oveja, debe acabarse.

El mundo de las farmacéuticas que fabrican gripes y enfermedades para lucrar con medicamentos patentados, debe acabarse.

El mundo de la comunicación monopolizada, de la información convertida en mercancía, de la cultura esclavizada por el obsoleto “copyright”, debe acabarse.

El mundo de los embarazos adolescentes, frutos en su mayoría de incestos y de la ninguna educación sexual, debe acabarse.

El odioso mundo machista, donde los varones se creen superiores, donde las mujeres son víctimas de violencia, violaciones, y tráfico sexual, debe acabarse.

El mundo donde niñas y niños son maltratados, obligados a trabajar, prostituidos, debe acabarse.

Ese mundo viejo y neoliberal tiene que acabarse.

Y otro mundo nuevo será posible. Lo haremos posible en este 2012.
(Tomado de la página de Radialistas)

miércoles, 4 de enero de 2012

¿ESCRITORES VS. EDITORES?


Hemos vivido en un mundo en el cual los escritores y los editores parecería que tenemos una relación interdependiente. Las escritoras y los escritores escribimos y entonces necesitamos de un editor o de una empresa editorial que nos haga el favor de publicar lo que hemos producido. Parecería que todos trabajamos por los mismos fines, que no habría ningún conflicto de intereses, y además de todo, que nos une un común interés por la motivación a la lectura y por contribuir al avance de la cultura. 
Pero andamos dos minutos y nos damos cuenta de que no hay tal. Es cierto que quienes escribimos somos, a veces, ególatras, tal vez un poquto infantiles y que en ocasiones, por aquello del ego de los artistas, tendemos a pensar que merecemos más atención que el resto de personas. Pero también es cierto que creamos, que muchos de nosotros (no sé en qué proporción, pero eso: muchos) hacemos lo mejor que podemos, y hasta nos sale bien, lo que no es despreciable. Es cierto que experimentamos, probamos, innovamos, y con frecuencia terminamos con nuestros corazones al desnudo. 
Los editores, en cambio, si bien pueden comenzar su labor con sanas intenciones, poco a poco se van dando cuenta de dos cosas, que no necesariamente van juntas:
  • El mundo del mercado es cruel, y se trata de ganar plata para poder en primer lugar sostener el proyecto y en segundo lugar sostener la vida propia, o viceversa.
  • Ganar plata ha sido bien bonito. 
Sea cual sea la cosa de la que se dieron cuenta, esto influirá en su relación con los escritores y las escritoras. Y esa relación se basará sobre todo en que, en algún momento, las editoriales pierden la inocencia y comienzan a rechazar del diversos modos lo que "no se vende", según su criterio. Existen una serie de frases, muchas veces ofensivas, y que nada tienen que ver con la calidad literaria de las propuestas presentadas, que más o menos suenan así:
-"Es que una editorial no puede convertirse en una casa de beneficencia".
-"Esto no es la Casa de la Cultura"...
Y sí, no es. A veces ni de lejos.
No debería amargarnos. Algunos escritores, en el momento de tomar decisiones, optan por obtener un financiamiento y ponerse una empresa editorial que respete la creatividad, que publique poesía aunque no sea la Casa de la Cultura, en fin... Pero en seguida, al menos en este país en donde hay más escritores que lectores, comprenden que es un mal negocio, y comienzan a corromperse en uno u otro sentido.
Existen varios argumentos que los editores nos plantean a los escritores ante nuestras obras, basados muchas veces en asesorías de 'técnicos' que tal vez no hayan escrito una sola palabra, o dos, literariamente hablando, en sus vidas, y aquí voy a detallar algunos:
  • La literatura infantil y juvenil: ahora, si queremos publicar, al menos en ciertas editoriales, nos tenemos que olvidar de los lectores adultos. Lo que vende es la literatura infantil y juvenil. Escribe para niños. Linda tu novela, pero... ¿no tienes algo juvenil? Como dice Dale Carnegie, te presentan la mejor cara: hay que crear lectores, estimular a los niños para que cuando sean adultos lean... Y no es que haya menosprecio de la literatura para la infancia o la adolescencia, pero a los escritores, a las escritoras a veces también nos da por escribir para gente mayor de dieciocho años, y las editoriales, en su verdadero afán (lo diría Dale Carnegie) de seguir llenando su arcas de oro, en muchos casos, lo rechazan porque no se vende tan bien como lo que se escribe para niños y se obliga a comprar en los colegios, ahorrando así el esfuerzo que se debería hacer en justicia por distribuir en librerías lo que se produce.
  • Novela, o nada: Escribimos cuentos, no venden. Escribimos poesía, se leerá después de que muramos, por buena que sea. El público prefiere leer novelas. Los clubes de lectura de señoras pitucas prefieren leer (y comprar, aunque no lean) novelas. Los cuentos... bueno, Cortázar (+),  Borges (+), García Márquez... de ellos publicamos. El resto, olvídate. 
  • El lenguaje neutro (algo que se entienda aquí o en Marte): Lo he tenido que escuchar: mis textos están escritos en ecuatoriano, para peor, en quiteño. Y eso... (¿adivinaron?) no vende en otro lugar que no sea Quito. O sea, en Ambato (a 111km) ya no. Tendría que mejor escribir en un castellano neutro, tal vez en latinoamericano, en español de España, en esperanto, no sé. Pienso que Cortázar escribió toda su obra en argentino, y no le fue tan mal. Pero pienso que también él fue rechazado por editoriales que se amparaban en la moralina y el estilo ante la magnificencia de su obra, y aunque la mía no sea tan magnífica, siento un poquito de consuelo.
  • La cursilería: El texto es demasiado lacrimógeno. Sí. Lo reconozco. Mis personajes lloran mucho, tal vez demasiado. Quizás se debe a que yo no lo hago con tanta frecuencia y entusiasmo, y admito que puede ser un defecto. Sin embargo, parecería que en el texto no hay nada más. Y me vuelvo a proporcionar un pírrico consuelo: los personajes de Dostoyevski también lloran bastante. Y para salir del entorno lacrimógeno del siglo XIX,algunos de Cortázar, Benedetti o García Márquez también (hay hasta un estudio sobre el llanto en los cuentos de Julio Cortázar). 
Posiblemente el destino de muchos y muchas de quienes escribimos sea la satisfacción personal y la felicidad de poder hacerlo, o la fama póstuma y la riqueza de nuestros... iba a decir herederos, pero pienso que será la riqueza de nuestros editores, quienes nos conceden como limosna un 'generoso' 10% de las ganancias en regalías, sin darse cuenta de que, si no fuera por los escritores, ellos no podrían ser editores sino cuando mucho fabricantes de cuadernos, pero en fin... en un sistema cuya religión es la del mercado, en un mundo en donde las empresas farmacéuticas crean enfermedades para que alguien pueda enriquecerse vendiendo vacunas, es muy difícil que un negocio tan santo y sano como parecería ser el editorial no termine, tarde o temprano, convirtiéndose en una mafia más.