lunes, 31 de diciembre de 2018

EN LA MIRA


Este año no he puesto saludos muy personales en las redes sociales. Poco a poco he ido restringiendo las fotos familiares, sobre todo de los niños, y mis fotos personales. Incluso las de mis mascotas. Pero me temo que ya sea demasiado tarde. 

¿Recuerdan cómo comenzó esto? Un amigo nos invitaba y la novedad era poder compartir nuestra vida con más y más relaciones e incluso cumplir el sueño de la conocida canción de Roberto Carlos: "yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar"... Bueno, Facebook no te deja tener un millón de amigos, creo que el límite es 5 000, pero eso ya es demasiado. Suele suceder con frecuencia que de esos 5 000 tal vez treinta y cinco te conozcan en persona. Pero no es ese el problema. 

Tarde, diez años después, y ya con el alma vendida al diablo en más de la mitad de su extensión, comienzan a surgir algunas preguntas que debimos habernos planteado desde el principio. La primera: ¿quién se entera de lo nuestro? Hubo un tiempo en que me dediqué a poner penas de amor e indirectas como estados de Facebook. Todos se enteraban, menos el implicado. ¡De Woody Allen!, ¿verdad? Con eso creo que incluso espantaba a otros prospectos. Pero tampoco se trata de eso. 

Luego vino la época de los gustos a los cuatro vientos: qué música me gusta, qué libros leo, qué compro por internet, qué sitios me gusta visitar. Y 'alguien' que de seguro no era una persona comenzó a sugerirme compras, viajes, amistades y visitas muy relacionadas con esos gustos expuestos en las redes sociales.A veces con una insistencia que ya rayaba en lo psicopático. 

El tiempo de la imprudencia también pasó por mí. Y por personas con hijos más pequeños, más: fotos con el uniforme del colegio. Fotos de la fiesta infantil en tal sitio de tal barrio. Fotos con amiguitos... Felicitaciones de cumpleaños. Viajes a la playa. Entonces también sucedieron los primeros robos a casas que se sabían vacías, extorsiones, secuestros, algo tan similar a la película Sé lo que hicieron el verano pasado... que podía llevar como subtítulo "porque lo leí en Facebook"... 

Y la política, ni se diga. Nos desatamos hasta que un día cualquiera nos llama la autoridad máxima de nuestro empleo a decir que le están reclamando que por qué nos tiene trabajando ahí si pensamos lo que pensamos...y así... 

Si pones la información de un duelo familiar, saben que estás vulnerable emocionalmente. Si hablas de una ruptura de pareja, te sugerirán páginas para encontrar una nueva. Por supuesto, conocen tu tendencia política y tus movimientos relacionados con ella. Tienen el esquema facial de tus hijos, el nombre de tu mascota, la información sobre tu nuevo auto y tu traslado de casa. Conocen tus alergias, el avance de tus quimioterapias y a quién quieres matar. Ah, y siempre, pero siempre, saben donde estás. Incluso te etiquetan en las fotos (fingiendo preguntar, claro) en donde ya han reconocido tu cara antes que tú.

A veces, en mi ingenuidad, todavía pienso que de repente las redes sirven para despertar un poco de consciencia, pero luego me doy cuenta de que alguien (o algo) que tiene como objetivo todo lo contrario se está enterando de que estoy intentando despertar consciencia, y me pongo a rezar en secreto para que todavía no sea el tiempo de eliminar a las mentes amplias. A veces pienso que en realidad el mejor uso de las redes es desmentir las mentiras de los medios de comunicación del sistema (pero ya pronto verán cómo regular esto), o anunciar actividades, lanzamientos de libros, cosas así. Y no mucho más. Siempre con riesgo de seguir alimentando la macabra base de datos que Satanás (por llamarlo de algún modo) tiene en la nube de información cibernética de la que nadie se puede escapar, y que será mal utilizada en cuanto haga falta (si no lo está siendo ya). 

Obviamente no todo es tan tétrico y tiene ciertas utilidades esto de la esclavitud de las redes. No he dejado de publicar poesía, y asoman lectores. Tampoco anuncios de mis eventos, y la gente va (o dice que va a ir). Y en la reciente muerte de mi padre volví a desatar mis sentimientos, lo cual sí me hizo sentir el cariño y apoyo de muchas personas. En cuanto a la política, creo que no tiene sentido fingir que dejé de ser lo que siempre he sido, de seguro el perverso poder detrás del poder ya me tiene más que fichada. Sin embargo, igual no me siento segura. Las redes sociales, desde hace más o menos una década, han sido la peor trampa del sistema para perseguirte haciéndote pensar que eres querido, apreciada, inteligente, guapa y que tienes un millón de amigos, igual que Roberto Carlos, cuando en realidad solamente eres una presa del sistema de espionaje más sofisticado y perverso de la historia. Ah, y a nadie le importa lo que comiste hoy en el almuerzo, si terminaste tu maestría o si te rompieron el corazón... A no ser que eso represente algún beneficio para alguna persona, corporación, sistema o máquina.

martes, 19 de junio de 2018

¿DE QUÉ MISMO SE TRATA?


Aunque la Biblia no dice nada al respecto, e ilustres padres de la Iglesia Católica como San Agustín y Santo Tomás de Aquino consideraban que en un embrión todavía no hay un ser humano, en la discusión acerca de la despenalización de la interrupción del embarazo llevan la voz cantante movimientos religiosos, así como personas particulares. 
 
Ahora último circula en redes sociales un 'meme' que consta de una fotografía en donde se ve una mano de mujer, incluso con las uñas largas y pintadas, sosteniendo un preservativo, y una frase bastante displicente: "Esto es un preservativo. Sirve para que no andes haciendo marchas desnuda pidiendo legalizar la muerte de un bebé que no tiene la culpa de tu calentura", y algunos acuciosos añaden: "también existen DIU, inyecciones, parches..." El 'ingenioso' meme en cuestión desconoce unas cuantas condiciones básicas, que parecería innecesario aclarar, pero tal parece que sí hace falta. 

La primera: salvo el mítico embarazo de las vírgenes en los relatos heroicos, no se ha sabido en la historia de la humanidad de ninguna mujer que se haya embarazado absolutamente sola, por generación espontánea. Siempre hace falta la intervención, aunque sea vía probeta, de un componente masculino. Con más frecuencia de la deseable, la mencionada 'calentura' no es solamente de ella, o de plano no es de ella, y quienes son o han sido acosadas por cualquier macho, llámese compañero de trabajo, ex novio, tío ansioso o incluso padrastro sabe de lo que se habla aquí. 

Otro detalle 'sin importancia' que desconoce el meme es que el preservativo lo usa el hombre, que quien siempre debe llevar un preservativo consigo es un hombre (a la mujer se le sugiere portar alguno porque los hombres se hacen los descuidados al respecto), además con más frecuencia de la debida los hombres se niegan a utilizarlo aduciendo largas y complicadas justificaciones que se reducen a una sola: no querer disminuir una micra las sensaciones placenteras del coito. Entonces, ¿qué se hace? ¿se le pone el preservativo por asalto? ¿se arma un berrinche? ¿se le amenaza con arma de fuego? Lo único que queda es negarse, y con frecuencia también ellos coaccionan a la pareja para de alguna manera forzarla a tener relaciones sexuales.

Pero no se detiene ahí la estulticia humana. Centrar la 'calentura' en la mujer y endilgarle solo a ella la responsabilidad de lidiar con las consecuencias de algo que se hizo con la connivencia de alguien más ya es bastante. Pero al afirmar este tipo de cosas se está pasando por alto otros supuestos igual de importantes: incesto y violación, por ejemplo. O los casos -que los hay, aunque sea pocos- en que por uno u otro motivo la anticoncepción falla. 

Por otro lado, el aborto que se despenaliza es el que se produce antes de la décimacuarta semana de gestación. Ahí no hay un bebé, como reza el meme. Ahí ni siquiera hay un feto (cfr. San Agustín o Santo Tomás de Aquino). Ahí hay un embrión, y cualquier médico, incluso los médicos pro vida, dará fe de aquello.  

No se niega que puede haber casos en los cuales hubo descuido, imprevisión, y casos de interrupción de embarazos que nacieron de una decisión egoísta o irrespetuosa de la vida. Sin embargo, por regla general, el aborto no es una decisión feliz. Es una decisión durísima que nace de las difíciles circunstancias que se les presentan a algunas mujeres para sacar adelante un embarazo. 

No estamos de acuerdo con la interrupción de una gestación para poder estudiar, trabajar o 'realizarse' en cualquier campo de la vida que no sea el de la maternidad, una vez que no se ha tenido suficiente cuidado en evitarla, porque además todo se puede hacer con un poco de empeño y valentía. Sin embargo, como dice un conocido refrán, 'nadie sabe lo de nadie'. 

Y un último aspecto que se desconoce en todo este intríngulis es que gran parte de las mujeres que interrumpen su embarazo lo hacen porque no tienen el apoyo de padre del niño para sacar adelante la gestación. Desde la humillante pregunta de "¿cómo sé que es mío?", pasando por la súbita desaparición o la descarada recomendación de abortar porque un futuro brillante se puede arruinar, son muchísimos los hombres que orillan a que bastantes mujeres tomen la fatal desición. Pero esta actitud, que se ha dado en llamar aborto masculino, no se penaliza. A veces incluso se justifica la actitud del hombre por los amigos, la familia e incluso por la misma sociedad. 

En estos últimos días, cuando el inicio de la despenalización del aborto en Argentina ha puesto el tema sobre el tapete, las redes sociales se llenan de imágenes truculentas como la de un pequeño feto agonizando entre una masa sanguinolenta, o de cadáveres de fetos, a veces mutilados, y de mucho más de catorce semanas (etapas en las que ya no está despenalizada la interrupción del embarazo) con el fin de conmover a la opinión pública. Sin embargo, lo primero que hay que pedir a los movimientos pro vida es que jueguen limpio, con la verdad, sin manipulaciones burdas ni noticias amarillistas. Un embrión de menos de catorce semanas no es un feto de treinta centímetros de longitud, eso también tendrían que decirlo. 

Existe una trilogía que conviene recordar en estos momentos, sabiendo además que en ese orden van las cosas: 
  • Educación sexual para decidir. 
  • Anticonceptivos para no abortar.
  • Aborto legal para no morir.
Y dentro de esa "Educación sexual para decidir" se debería tomar en cuenta que debe dirigirse a las mujeres, que no se embarazan solas, de igual manera que a los hombres, que no se embarazan, pero que provocan embarazos, y deben estar conscientes de ello. Tal vez si se llegara a fortalecer esa educación sexual, y a desmitificar todo lo que se dice y se cree acerca de la anticoncepción, y sobre todo si tanto hombres como mujeres tomaran consciencia de la gravedad de las acciones y la importancia de las precauciones, la práctica del aborto, aunque sea legal, decaería notablemente.

lunes, 21 de mayo de 2018

NO PODEMOS...


Ocurre que la pareja formada por Pablo Iglesias e Irene Montero, integrantes del movimiento político español "Podemos", de orientación progresista, ha tenido la desfachatez de comprarse una casa. Habráse visto tamaña insolencia. ¡Comprarse una casa! ¡Y una buena casa! Ellos, que por ser de izquierdas deberían vivir debajo de un puente y si es posible mendigando y comiendo de la basura. ¿Cómo es que se atreven a pensar en el futuro de sus hijos? ¿Cómo es que buscan un buen barrio, un lugar agradable para vivir? 

Así se debe entender la actitud con que los integrantes de la sociedad, no solamente española, han calificado el hecho de que una joven pareja busque un lugar donde vivir. Se les ha dicho de todo. ¿Y por qué? Por comprar un chalet. Un lugar agradable para establecerse y cuidar de su familia. 

Según confiesa Irene Montero en unas declaraciones, los medios se han cebado en presentar fotografías de la casa, incluso interiores, de cuando este lugar pertenecía a otros dueños, incluso criticando la decoración y pronosticando el buen o mal gusto de los nuevos ocupantes. Y los han perseguido verdaderos paparazzis cada vez que han ido a hacer una gestión respecto de la compra de su nuevo hogar. 

Pero lo más triste no es que solamente los detractores y los medios privados y de orientación contraria, arteros y grandes sembradores de cizaña, se hayan cebado en un hecho absolutamente normal entre cualquier pareja de jóvenes trabajadores que van avanzando en la vida, sino que también lo hayan hecho sus seguidores y gente que supuestamente estaba alineada con ellos en el camino. La pareja Iglesias-Montero (o al revés, para evitar suspicacias de orden sexista-también-al-revés) ha sido criticada y censurada también por unas cuantas personas afines al movimiento al que se adscriben. 

La pregunta es... ¿por qué? Nadie parece reparar en que para adquirir esta casa han solicitado una hipoteca a treinta años plazo... ¿es eso de gente millonaria? ¿Endeudarse a un plazo de treinta años? ¿No lo hace también la clase media y a veces no tan media? ¿Qué es lo que les impide a ellos hacerlo? Y más triste aun es que hayan tenido que dar explicaciones y poner sus cargos a disposición de la directiva de su movimiento. 

Es propio del ser humano husmear en las vidas ajenas para esparcir veneno. Y es lamentable. ¿Por qué no se hace tanta bulla por otras casas de otros personajes de la política española, latinoamericana y mundial? Porque no son progresistas. Porque aunque derrapan y vuelcan países enteros en cada movimiento no importa. Son los puntales del establishment y entonces se les perdona todo. 

Pero... ¡ay del progre o del izquierdista que ose tomar una copa de vino en una cena! Se le estigmatizará sin piedad por el resto de su existencia, no lo duden. 

También aquí Gabriela Ribadeneira, en ese entonces Presidenta de la Asamblea Nacional y representante del antiguo y progresista Alianza País, se atrevió a comprarse una casa con un crédito a largo plazo. Incluso comenzaron a circular fotografías de casas que ni siquiera quedaban en el Ecuador con la afirmación de que esa era la casa que había adquirido, y hasta se creó la leyenda negra de que su casa tenía una piscina... Otra pregunta: ¿y si así era, qué? ¿Cuál es el problema? Desde luego, se afirmaba que la había comprado 'con fondos del pueblo'... pero, para variar, no había una sola prueba. 

¿Cuánta trafacía han hecho los miembros de movimientos conservadores y neoliberales en nuestros países, incluido España? ¿Cuántas casas en barrios exclusivos se han comprado con dineros habidos quién sabe cómo los verdaderos 'dueños del país'? ¿Por qué se le perdona a cierto personero municipal que viva en una isla privada y la presidenta de la Asamblea Nacional no puede comprarse una casa a crédito en un barrio de clase media alta de Quito?  

Doble moral, doble rasero. ¿Quiénes son alguien para juzgar a quienes se enfrentan a un sistema perverso en la ardua y complicada defensa de la supremacía del bien común? ¿Quiénes son alguien para pedir explicaciones a unos sí y a otros disculparles cualquier cosa? Y mal sobre todo que Pablo e Irene, o Gabriela o Rafael tengan que dar explicaciones sobre las características y la ubicación de sus viviendas, mientras los verdaderos aprovechados y corruptos hacen de las suyas sin que nadie siquiera los regrese a ver. 

viernes, 4 de mayo de 2018

LA SOMBRA DE CORREA


Fue el gran psiquiatra suizo Carl Gustav Jung quien puso sobre el tapete el concepto de sombra. ¿Qué es la sombra? Es todo aquello que por educación, por tradición o por cultura aprendimos a rechazar. No necesariamente es lo malo, pero puede serlo si se convierte en destructivo. Y mientras más la rechazamos, la sombra se vuelve más destructiva y letal. Por eso conviene conocerla, integrarla y aceptarla como parte de ese complejo conglomerado de elementos que somos los seres humanos, las culturas y la sociedad en general 

Con la sombra suele suceder algo peculiar. Como nos asusta y nos conturba, generalmente no la reconocemos en nosotros, pero, y siguiendo un axioma del mismo Jung: "lo que no sale a la consciencia se convierte en destino", entonces la vida nos la coloca por delante cada vez que se ofrece, en personas allegadas a nosotros, en parejas, compañeros de trabajo o adversarios de cualquier tipo, en seres famosos por uno y otro motivo, o en personajes de la religión, de la historia o de la política. Entonces es cuando la vemos y la proyectamos en forma de rechazo, muchas veces virulento debido a que aceptar que lo mismo está en nosotros nos aterraría. Convertimos a esas pantallas de proyección de nuestra sombra en lo que se conoce como "chivos expiatorios" y, salvo que tengamos un elevado nivel de consciencia, ni siquiera nos damos cuenta, pues nos tranquiliza porque nos sirve para asegurarnos de que nosotros no somos "como ellos", somos los buenos, mientras los otros no solo son los malos, sino los pésimos.

Por ejemplo, hace unos días el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, ante la evidencia de algunas irregularidades que parecen irse descubriendo en su gestión, reaccionó airadamente diciendo que el 'correísmo' le persigue y que, para variar, es culpa de Correa. ¿El correísmo? ¿Correa? ¿No se habrá dado cuenta el burgomaestre de que desde hace casi un año Rafael Correa ya no es Presidente del Ecuador? ¿No habrá visto que en los últimos meses, y cada vez más, el 'correísmo' al que él alude anda de capa caída y ya no acumula glorias sino persecuciones varias? Pero él sigue alimentando a su rebaño de chivos expiatorios que, además, sirven para cualquier cosa. 

Pero no es solamente él. Los medios de comunicación siempre se quejaron de que durante el gobierno de Rafael Correa no tuvieron 'libertad de expresión'. Lo dijeron de todas las formas, por todos los canales, en todos los tonos y cada vez que quisieron. Utilizaron todos los términos descalificadores habidos y por haber, aparte de que, al menos en ciertos medios comerciales jamás se escuchó una sola voz en contra de sus quejas y hay denuncias ciertas de que se negaron a sacar llamadas al aire, en el caso de ciertas emisoras de radio, por no ir muy lejos. Sin embargo, siempre se victimizaron: el que los atacaba era Correa. El que decía groserías contra ellos, igual: Correa. El que no les dejaba hablar, Correa también, abusando de su autoridad. La simple observación desapasionada de los hechos bastaría como una evidencia de la inexactitud de tales aseveraciones, sin embargo, y como dice un conocido dicho: no hay peor ciego que el que no quiere ver. Lo que hacía Rafael Correa era desmentir aquellas tramas que se urdían entre gallos y media noche quién sabe dónde y entre quienes para desprestigiarlo durante veinticuatro horas los siete días de la semana. Pero desmentir debería ser un derecho, no una acción innoble, ni mucho menos algo más reprochable que mentir o sembrar cizaña.

Por otro lado, en este país donde pululan los femicidios y el maltrato y la discriminación de género, las mujeres vieron un machismo exacerbado en el hecho de haber llamado "gordita horrorosa" a una periodista, haciendo uso más que de epítetos ofensivos, de una forma de hablar coloquial en la ciudad de Guayaquil, en donde el calificativo "horroroso" se acerca más al significado de "travieso" que a una intención ofensiva. Es curioso que muchas de esas mismas mujeres que pusieron el grito en el cielo en aquel tiempo ahora se hagan de la vista gorda cuando un verdadero machista de peso (entre otras virtudes que le adornan) como es Abdalá Bucaram llama abiertamente "perras" y "putas" a las mujeres que intervienen en la política, y no califican a este discurso ni siquiera de "machismo", sino que lo ven como "parte del debate político". Pero tal vez nos estemos desviando del tema...

Otra frecuente acusación contra el presidente Correa fue la de autoritario. ¿Por qué? Veamos: si bien se dieron episodios que tal vez resulten cuestionables desde algunos puntos de vista, en el gobierno de Rafael Correa no hubo, por ejemplo, comprobadas desapariciones forzosas de personas, como si sucedió en el gobierno de León Febres Cordero (en donde se contabiliza más de un centenar de casos) e incluso en otros menos déspotas. Tampoco hubo comprobados asesinatos de opositores (y digo comprobados porque los que ha habido, numéricamente muy inferiores, además, a los del citado gobierno anterior, no se ha demostrado que hayan sido delitos de estado). Ni tortura. Pero ahí se ha visto al alcalde de Guayaquil (que presenciaba en vivo las sesiones de tortura organizadas por su mentor) criticando el autoritarismo y la prepotencia, y al mismo actual presidente que cada vez que abre la boca irrespeta a algo o a alguien diciendo, muy orondamente, que "ya se acabaron las faltas de respeto" (por cierto, poco tiempo antes de insinuar que los enfermos de cáncer lo son por 'idiotas', y que los médicos oncólogos se alegran de que la gente tenga cáncer porque así pueden cambiar de carro).

Aunque la corrupción ha campeado por el Ecuador desde los años de Juan José Flores, e incluso antes, también esta característica se ha atribuido solamente al gobierno de Correa y sus funcionarios. Y las acusaciones de haber mantenido contactos espurios con las FARC (que, a propósito, ahora es tan solo un partido político y ya ha salido de la clandestinidad) también reflejan la tendencia a la asociación ilícita de todos quienes solamente pueden mirar ese tipo de cosas.

Hubo una obra pública gigantesca durante todo este tiempo. El presidente Correa es un hombre capaz de trabajar durante jornadas maratónicas. Sagaz. Inteligente. Ejecutivo. Organizado. Buen orador. Generoso con los necesitados. Amable y cálido con la gente del pueblo. Solidario y alegre cuando es del caso. Muchas de estas características jamás fueron detectadas por sus detractores, aunque sí las  pudieron observar "los sencillos y los humildes", como diría el Evangelio.

Las élites, los dueños, presentadores y reporteros de los grandes medios, los opositores políticos y el traidor régimen que hoy ocupa la silla de Carondelet solamente pueden ver, y exageradamente, lo otro. ¿Por qué? Porque, como ya lo dijo Jung, tratándose de proyecciones de sombra solamente hace falta una pantalla en donde se pueda proyectar. Y, en resumidas cuentas, es casi 100% seguro que los detractores de Rafael Correa, con tanto blablá y tanta descalificación, no estén viendo en él más que el reflejo de su propia sombra, maximizada, además, como en un espejo de aumento que solamente recoge el material de sus peroes insomnios y fantasmas. Y la pesadilla de parecerse a él demasiado en sus defectos, y nunca poder lograrlo en relación con sus cualidades.

Y quién insista en defender esos defectos y seguírselos achacando a Rafael Correa, tal vez deba tener una sesión terapéutica a solas con los propios demonios de su sombra. Porque, como dice el sabio vulgo: "lo que Juan dice de Pedro... dice más de Juan, que de Pedro", o lo que es lo mismo: "Lo que... (Michelena, Moreno, Trujillo, etc.) dicen de Rafael... dice más de (Michelena, Moreno, Trujillo, etc.) que de Rafael".

jueves, 8 de marzo de 2018

IRONÍAS DE LA VIDA

 

No bien amanece el ocho de marzo comienza a timbrar el Whatsapp. La memoria del celular colapsa con mensajes de felcitación por el Dia de la Mujer. Y no está mal. O sea, no parece estar mal. Ya unos días o semanas atrás han comenzado las 'presiones' publicitarias: promociones, dosporunos en espectáculos y restaurantes, rebajas y regalos en las tiendas. 

El ocho de marzo tu hijo te desea feliz día. Algún vecino lo hace en la calle. En el trabajo, los alumnos, los empleados de mantenimiento, los profesores también te saludan a propósito de tu día clásico, podríamos decir. En las redes sociales también explotan mensajes, memes, fotos, videos... La pregunta es: ¿todos estos acuciosos celebrantes sabrán de lo que se trata? ¿Sabrán de dónde y cuándo nace esta conmemoración (que no 'celebración')? 

Pues esta efemérides, en la que seguramente las rosas se venden al alza y se terminan los remanentes de chocolates del día de San Valentín, tiene su origen en un hecho muy triste y sórdido: el fallecimiento de más de cien obreras que trabajaban en una fábrica de textiles en Nueva York. ¿Y por qué murieron estas mujeres en su lugar de trabajo? Hay versiones diversas: una dice que murieron debido a las precarias condiciones de seguridad que existían en aquel entonces en todos los lugares de trabajo, sobre todo fábricas; otra versión dice que se trataba de una huelga en la que las obreras se tomaron la fábrica y fueron encerradas por su patrono, quien no abrió las puertas en seguida cuando al interior del local se declaró un incendio. El caso es que 129 mujeres, entre los 49 y los 12 años, fallecieron en este incendio. Tiempo después, en el Segundo Encuentro Internacional de las Mujeres Socialistas, se declaró al 8 de marzo como el Día de la Mujer Trabajadora (aquí cabe una pregunta: ¿qué mujer no es trabajadora?). 

Si embargo, el astuto sistema en que vivimos es como un cocodrilo a la busca de presa. Y encontró una nueva mina de oro en esta conmemoración. No solo la transformó en una celebración festiva y colorida, sino que además volvió a promocionar las cualidades tradicionales con que se nos ha definido a las mujeres a lo largo de la historia patriarcal: belleza física, delicadeza, amor incondicional, elegancia... lo de siempre, ya se sabe. Y por supuesto, a partir de eso, comenzó a obligar a la pobación a comprar flores y chocolates para que nos obsequien. En esa tónica, pretende ir borrando de la memoria las verdaderas causas de que esta fecha sea una efemérides: la explotación laboral de muchas mujeres en el mundo, las 129 que murieron encerradas en un precario local fabril, y todas las mujeres que día tras día son explotadas laboralmente, con condiciones insalubres, con regateos en los permisos de lactancia y maternidad, con acoso y abuso sexual en sus sitios de trabajo, escuchando malos chistes machistas y sufriendo vejaciones sexistas ante su género, con salarios inferiores solamente por el hecho de ser mujeres. No sé si quienes sufren todo este tipo de problemas se alegren porque el día de la mujer les dan una rosa, un chocolate, y les desean de labios para afuera que tengan un bonito día.

Más que una celebración festiva, el día de la mujer es un día de reflexión para hombres y mujeres. Un día en el que cabe repensar de nuevo en qué condiciones siguen trabajando los hombres y las mujeres del siglo XXI. Como el 1 de mayo, un día en el que la gente piense en que si tiene vacaciones, salarios dignos, permisos por maternidad y lactancia, seguridad social y otros beneficios se lo debe a estas mujeres y a muchos otros muertos a lo largo de la historia, que fueron sentando las bases para que, al menos en ciertos ámbitos en donde los niveles de consciencia lo permiten, la clase trabajadora pueda tener acceso a mejores condiciones laborales. 

La idea no es ser aguafiestas, sino llevar la mirada hacia el lado oscuro de la luna, aquello que el sistema oculta e ignora para mostrarnos solamente la cara que lo beneficia, y tanto, que, irónicamente, pretende que compremos lencería fabricada con la sangre y sudor de muchas obreras, en el día en que recordamos cómo 129 trabajadoras textiles, muchas de ellas migrantes, murieron incineradas debido a la injusticia de un mundo que todavía no llega a comprender qué es lo verdaderamente importante. 

Y aquí les dejo un videíto para que lo disfruten... 


jueves, 8 de febrero de 2018

por qué voté NO en la pregunta cuatro


Fue Dale Carnegie, el famoso motivador norteamericano, quien dijo una gran verdad respecto de ciertas conductas humanas, parafraseándola: "con mucha frecuencia las personas (y las instituciones, diríamos nosotros) tienen dos razones para sus acciones: la primera siempre apela a lo justo, lo noble y lo bondadoso; la segunda es la verdadera razón". 

Y esto se puede aplicar como anillo al dedo a la última Consulta Popular efectuada en Ecuador hace unos pocos días. Dijeron de todo: que la lucha contra la corrupción (con Abdalá Bucaram por delante), que la 'alternabilidad' (defendida a capa y espada por Jaime Nebot), que la introducción de nuevos cuadros en la administración de la cosa pública en Ecuador (tan nuevos como Enrique Ayala, Julio César Trujillo, León Roldós y la inefable embajadora de Vulgaria, Lourdes Tibán), que la naturaleza (asegurando concesiones mineras unos días antes de la consulta), y sobre todo colocando groseramente como un parapeto a los niños y a las niñas que han sufrido el horrendo crimen del abuso sexual, cuya peor expresión es la violación directa. 

Sabemos (no creo, sinceramente, que nadie lo ignore) que las verdaderas razones eran otras: la destrucción total de la institucionalidad creada por el gobierno de la Revolución Ciudadana, y la anulación de Rafael Correa como posible contrincante en nuevas elecciones per secula seculorum. Y también sabemos por qué: lo primero, porque ya llevaban demasiado tiempo sin poder hacer las cosas a su manera, y lo segundo, porque nadie, pero nadie, está capacitado para competir limpiamente con Rafael Correa en las urnas... y ganarle. 

Pero es concretamente a la pregunta cuatro, a la de la imprescribilidad de los delitos sexuales contra menores de edad, a la que me quiero referir, y me quiero referir a ella porque entre sus  líneas aparentemente sacrosantas se esconden unas cuotas de honda perversidad difíciles de alcanzar en una sola vida humana. 

Yo, lo confieso con dignidad y convicción, voté que NO en esta pregunta, al igual que en las otras. Y a los sobrevivientes del infarto que esta afirmación les puede haber provocado, les voy a explicar mis razones, si quieren leerlas: 

En primer lugar, no era necesario preguntarlo. Bastaba un decreto presidencial o un proyecto de ley para establecer la reforma legal correspondiente. El presidente Rafael Correa (sí, él, odiadores, ningún otro) ya había enviado a la Asamblea un proyecto de ley en donde se proponía que no prescribieran estos delitos durante cuarenta años, un plazo amplio y razonable, pero si no estaban conformes podían cambiar los cuarenta años por un "a perpetuidad" y ya. 

Lo segundo: la manipulación burda. La manipulación es una de las peores y más arteras herramientas que los seres humanos suelen emplear para conseguir lo que quieren. Es muy común entre toda la gente, pero su uso se da con mayor fuerza en personas con graves trastornos de neurosis, como los alcohólicos, los adictos e incluso en condiciones más graves y oscuras como la psicopatía. Y una de sus formas más perversas es pretender apelar a un sentimiento noble para conseguir un rédito personal. En este caso, aunque las verdaderas intenciones ya quedaron determinadas más arriba, la idea era hacer sentir a la población que votar por el SÍ en todas las preguntas demostraba bondad, nobleza, grandeza de alma, justicia... en fin; pero... 

... la pregunta, en sí, ofende. Si han observado con atención, cuando un miembro de una pareja le pregunta al otro "¿me quieres?", generalmente el preguntado reacciona mal. ¿Por qué? Porque solo dudarlo es ofensivo. Se supone que en estos casos el amor se debería dar por sentado. Igual, si preguntan a alguien, en circunstancias normales "¿quieres a tu mamá?" La misma pregunta es, por lo menos inoportuna. Preguntar a toda una población si quiere castigo ejemplarizador para los abusadores sexuales de menores de edad es ofender a esa población, en su mayoría al menos. ¿Cómo no va a querer? ¿Qué se está insinuando? Existen por lo menos dos posibilidades: o se insinúa indolencia, o se insinúa que esa misma población es abusiva con los menores en ese aspecto. En ambos casos, la pregunta es ofensiva. 

En cuarto lugar está el uso de algo sagrado para obtener réditos de otro tipo. Simonía, creo que se llama. O tal vez blasfemia. La integridad total de nuestros niños, niñas y adolescentes es algo sagrado, o debería serlo. Utilizarla con artería para mover a la población en favor de dos propósitos que nada tienen que ver con eso es jugar con algo que merece mucho respeto. Si realmente estuvieran tan interesados en darle una pronta solución al tema se habrían puesto manos a la obra agilitando y reformando el proyecto de ley y por otro lado creando todo el aparato de prevención y de apoyo necesario sin detenerse a "preguntar" a la gente demostrando que, o nos creen estúpidos, o lo son ellos. O las dos cosas.

En quinto lugar está la manipulación informativa, el acolite perverso de la prensa canalla, y perdón si alguien se ofende, pero en este rubro sí lo fueron. Nada más plantearse la pregunta comenzaron a buscar con palo de romero casos de abuso sexual e incluso hubo un crimen de dudosas características con el que pretendieron seguir manipulando la situación. Repregunto: ahora, que ha ganado el SÍ, ¿han vuelto a ver alguna noticia al respecto, o aunque sea el reciclaje de alguna información? Parecería que de un día para otro los violadores de niños se escondieron en las alcantarillas, se infartaron o simplemente nunca existieron, al menos no en la intensidad y cantidad con que pretendieron hacernos creer que obraban. Los medios se han olvidado por completo de ellos, aunque sigan yendo por sus fueros en otros aspectos de la misma consulta. 

Y en sexto lugar: el ejemplo. El presidente Lenin Moreno, aparente abanderado de esta causa, en la inauguración del ciclo escolar de la Sierra, en un conocido colegio capitalino, recordó con nostalgia su tiempo de adolescente, cuando se escapaba de clases para ver películas porno (uno de los principales métodos para abusar de niños y niñas así como para promover el tráfico ilegal de personas), o para, "disfrazado de viejo" siendo menor de edad, ir a buscar servicios de prostitución gratuita en el parque de El Ejido (a más de morboso, explotador y estafador ya desde chiquito); en otra fotografía se lo mira muy feliz dándose un 'pico' con una niña que no tendrá cinco años; y en la inauguración de un importante parque en la ciudad de Portoviejo dijo literalmente que una de las utilidades del parque era que "los niños y jóvenes puedan hacer el amor"... ¿los niños...? ¿con quién? Entonces, ¿quién es lo suficientemente ingenuo como para creer realmente que hay una buena intención detrás de esta pregunta?

Y para colmo, ahora, los defensores y nuevos acólitos de Moreno pretenden que quienes votamos por el NO en las siete preguntas nos sintamos culpables por haberlo hecho, particularmente en la pregunta cuatro. 

Si me preguntan, fuera de esta burda consulta popular amañada, si creo que los abusadores sexuales de menores de edad merecen un castigo ejemplarizador, digo que SÍ, claro. Si me preguntan si pienso que es necesario que toda la sociedad cree medidas de prevención y control para esta tremenda lacra social, vuelvo a decir que SÍ, por supuesto. Pero NO acepto que se dude de mi integridad, NO acepto tampoco que se juegue con algo tan sagrado como la integridad de nuestros niños, NO soporto que se me trate como a una imbécil porque NO lo soy, y puedo leer entre líneas sus sucias intenciones mejor de lo que creen, y NO me trago el cuento de la bondad de quién llegó al poder con engaños y nos sigue engañando sin la menor vergüenza cada vez que abre la boca, aunque sea para bostezar. 

lunes, 5 de febrero de 2018

cuando la gente aprenda a pensar


Dicen los conspiranoicos que una de las consignas de las sinestras fuerzas que pretenden mantener a la humanidad en la esclavitud es impedir que desarrollemos nuestra consciencia y que miremos la realidad tal como es, o lo más cerca posible de esa esencia. Pues si pudiéramos mirar los acontecimientos de la vida y sacar de ellos consecuencias y conclusiones lógicas adquiriríamos más consciencia y podríamos ser más libres. Tal vez por ahí va esa frase que se le atribuye a Jesís: La verdad les hará libres.

Estas mismas teorías (y no creo que anden muy descaminadas) sostienen que esa, la de anular nuestra capacidad de conocer, observar y entender la realidad desde una perspectiva inteligente y amplia, es precisamente la tarea de la gran industria del entretenimiento, sobre todo de cierta música, de ciertas películas y más que nada la verdadera intención con que se crearon primero la televisión y más tarde los teléfonos inteligentes.

Y es que hay sucesos y situaciones que parecerían obvias  no para una mente preclara, ni siquiera muy lúcida, sino para un razonamiento lógico bastante elemental. Sin embargo, al observar las actuaciones de ciertas personas, de ciertas comunidades e incluso de ciertos pueblos podemos advertir que es muy posible que el aparataje aludido por los conspiranoicos sea cierto.

Miramos por ejemplo las elecciones del día de ayer, domingo 4 de febrero, en donde la opción por el NO pierde con un honroso (dicen) 37% y la opción por el SÍ gana con un 63%. Perder es perder, aquí o en Marte. Y ganar también. Pero la pregunta es... ¿por qué perdió el NO? Los defensores de la opción contraria, y también algunos msericordiosos detractores, justifican esta pérdida como el rechazo a Rafael Correa, presidente de la República durante los diez años anteriores. Pero... ¿por qué el rechazo? ¿Por qué la mayoría de la gente votó por el NO?

Una de las primeras causas es que en el gobierno de Correa hubo actos de corrupción. Y está bien. Rechazar la corrupción es una actitud de gente decente y pulcra. Lo que no se logra comprender, aunque se traten de poner en juego todas las conexiones neuronales es: si tanto están contra la corrupción, ¿por qué votan por el SÍ, que es una opción electoral defendida por el inefable Abdalá Bucaram (posiblemente el gobierno más corrupto en toda la historia del Ecuador), Lucio Gutiérrez (el segundo lugar en lo mismo), Jaime Nebot Saadi (no solamente corrupto, sino torturador y asesino, aunque sea por complicidad ya que no consta por acción directa), Lasso, de ingrata participación por haber medrado, a través de actos de corrupción, de la crisis bancaria de fines del siglo pasado, y el mismo Lenin Moreno, quien llegó a ocupar la silla de Carondelet por medio de una sarta de mentiras que no son precisamente muestras de una gran virtud, y que no parece hacerlo por mera convicción, sino porque de alguna manera ha sido cooptado por otros poderes en la sombra, y de seguro no a través de actos íntegros y puros? Entonces, si sacamos cuentas, mirando el gobierno de Rafael Correa y haciendo simples operaciones matemáticas no entendemos realmente si se entiende qué es la corrupción, si hay casos de amnesia histórica, problemas aritméticos o qué mismo. Parecería que lo que les gusta es la corrupción selectiva. Porque si tanto odian la corrupción pues deberían votar a favor del menos corrupto (en caso de que lo haya sido), o anular el voto,pero... ¿votar por los más corruptos contra la corrupción del menos corrupto...? No se entiende, a no ser que les haya hecho falta más, quién sabe.

Otra de las causas que se barajan es que no quieren que nadie se eternice en el poder, entonces votan que sí para impedir, con retroactividad además, la sola postulación de Rafael Correa a la cadidatura para ser presidente de la república. La pregunta es... si no se le quiere reelegir, basta con no votar por él cuando se presente. Gente como Álvaro Noboa Pontón se postula cada vez que hay elecciones y nunca ha ganado. Es tan simple como eso. Y si por eso vamos... ¿se lo impedirán a Jaime Nebot, el eterno alcalde de Guayaquil?

Dicen que Rafael Correa era un tirano que cooptó todas las funciones del estado. Pero para contrarrestar esa barbaridad le dan el voto a quien no solo lo ha hecho, sino que se vale de algunas de ellas para meter miedo a quien se opone a sus planes y ejerce un poder perverso a todos los niveles sin que le tiemble la mano ni se le borre la sonrisa.

Una de las constantes críticas al gobierno de Rafael Correa fue que se despilfarraba dinero. Pues ahora no les importa que se dilapiden en una consulta popular absolutamente innecesaria alrededor de sesenta millones de dólares, y no solamente eso: que se propongan elecciones populares de los funcionarios del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social que cada vez que se efectúen le costarán al país igual, millones de dólares, cuando la cosa puede ser mucho más simple.

Y así. Podríamos seguir pregunta por pregunta, pero no es ese el objetivo de este artículo, sino reflexionar un poco sobre lo que nos puede estar pasando. Sabemos, por ejemplo, que los medios de comunicación están llenos de verdades a medias y mentiras completas, pero continuamos creyéndoles. Damos por cierto cualquier rumor y lo difundimos sin constatar la veracidad ni averiguar la fuente. Para dar fe de la veracidad de algo, decimos: "Salió en el periódico", o "Salió en la tele"... como si ignoráramos que ahí sale solamente lo que a alguien le conviene. Por alguna extraña deformación mental, los pobres piensan que si votan como los ricos tal vez les venga alguna buena fortuna, y ni siquiera se convencen de lo contrario cuando no solo que siguen igual de pobres sino que los empobrecen más.

Y para completar, también está esa peste del alma humana que es la ingratitud: quien recibió educación gratuita, útiles escolares, uniformes, desayuno escolar y transporte, todo gratuito, pero vota que no porque "Correa es prepotente". La mujer que pudo atender a su marido en un hospital de primera gracias a uno de los convenios con la seguridad social pública apoyados por el gobierno anterior, pero que se regodea con maldad al ver el agotamiento en la cara de Rafael Correa después de la derrota del no en las elecciones, y así, se podrían citar miles de casos.

Fue el presidente ecuatoriano que en los últimos cien años hizo la mayor transformación social y económica. Favoreció siempre a los más desposeídos. Siempre antepuso las necesidades de la patria a las suyas propias e incluso a su vida familiar. Buscó la reinstitucionalización y la reorganización del país aun a costa de graves y peligrosas enemistades. Se la jugó por la patria. Y se equivocó, claro, como todo el que pretende hacer algo de buena fe. Pero no sé si realmente un pueblo que a la hora de la hora prefiere favorecer a Lucio y a Bucaram, porque cree en las medias verdades mediáticas y las repite con acuciosidad de loro, se merezca la pena tanto esfuerzo.  

miércoles, 3 de enero de 2018

maría candelaria o el pecado de ser pobres


Dicen que Emilio, el 'Indio', Fernández, estaba enamorado de Dolores del Río. Es lo más seguro. Como muchos otros, entre ellos el gran Orson Welles. Dicen que por eso ideó para ella esta ingenua, bellísima y triste película. Dicen que escribió el guión en muy poco tiempo y que, obviamente, todo fue para darle a ella la oportunidad de lucirse y de brillar.

Esa es la leyenda.

Lo otro... lo otro es confrontar la historia de la hermosa y desdichada María Candelaria (Dolores del Río), esa joven pobre pero digna, que arrastra el estigma de ser hija de una prostituta y, por lo mismo, ella también es mal vista en el pueblo de Xochimilco, juzgada por la historia de sus ancestros antes que por su actitud inocente, recatada y sobre todo fiel al hombre que su corazón ha elegido, Lorenzo Rafael (Pedro Armendáriz). Esta relación provoca gran ira en el cacique del pueblo, don Damián (Miguel Inclán), quien, aparte de desear obsesivamente a María Candelaria, es el dueño de la tienda de abasto del lugar y es el encargado de distribuir la quinina, medicamento muy necesario en un lugar donde el paludismo era endémico. Al saberse rechazado por María Candelaria, don Damián comienza a chantajearla con una deuda que ella mantiene en la tienda. También se muestra hostil con Lorenzo Rafael y en general con todo el mundo, pues se lo caracteriza como un hombre mezquino y amargado.

María Candelaria y Lorenzo Rafael son dos personas solitarias que anhelan unir sus vidas en matrimonio. Ingenuos, bondadosos, trabajadores, viven en un medio indígena influido por los prejuicios respecto del 'deber ser' de las mujeres, sobre todo. Y por otro lado, la intensa belleza y el sereno porte de María Candelaria provocan la envidia de las otras mujeres del lugar. Como un símbolo de esa inocencia y al mismo tiempo de una humanidad que apetece el disfrute de la vida y el placer, crian una cerdita que, al crecer, les proveerá de un medio de vida decente y quién sabe si próspero. Pero María Candelaria tiene una deuda con don Damián, y este, herido en su orgullo por el rechazo, quiere embargarle la cerdita y así, de paso, dilatar el momento de la unión de María Candelaria con Lorenzo Rafael.

En el mismo pueblo vive un pintor (Alberto Galán) empeñado en retratar a las mujeres indígenas y, ante la belleza de María Candelaria, se interesa por pintar su retrato. Lorenzo Rafael, celoso, en un primer  momento se  muestra hostil con él, lo cual provoca temores en María Candelaria. Sin embargo, con el tiempo, y sobre todo al ver la actitud cordial del artista, comienzan a ceder en sus temores.

La historia se precipita cuando ella enferma de fiebres y don Damián se niega a proporcionarle la quinina poniendo como pretexto la deuda. María Candelaria empeora, y ante la cruel negativa del tendero, Lorenzo Rafael entra a la tienda por la noche para robar la quinina y, de paso, sustraerse un vestido para María Candelaria, sucesos que lo llevan a prisión.

En la desesperación ante el apresamiento de Lorenzo Rafael, María Candelaria acude a sus únicos amigos, el cura y el pintor, quien siempre admirado por su gran belleza pinta un retrato de ella desnuda, producto de su imaginación, porque María jamás accede a quitarse la ropa delante de él. Una vecina del lugar descubre accidentalmente el retrato, y corre a avisar a todo el pueblo que María Candelaria ha posado desnuda para el pintor, lo cual finalmente termina en el linchamiento y la muerte de la joven.

Hasta aquí, la historia, quizá con demasiado detalle. Sin embargo, sabemos que eso no es todo. La historia de María Candelaria, más allá del melodramatismo propio de la época de oro del cine mexicano, es la historia de la inocencia contra la prepotencia, de la humildad ante la arrogancia, de la pobreza frente a la opulencia, de la autenticidad del amor verdadero ante el poder usurpador. Es también un alegato contra el chisme y la mezquindad de las comunidades pequeñas y conservadoras, prestas a juzgar a sus integrantes a partir de las apariencias y de los prejuicios. Más allá de cualquier feminismo de barricada, la película de Emilio Fernández nos conduce hacia la verdadera valoración del alma de una mujer que, tal vez debido a la época, no se muestra combatiente y altiva, pero sí digna, fuerte y valiente ante su propia condición. Como todo héroe trágico, María Candelaria se yergue y cobra una dimensión épica ante sus perseguidores y asesinos, y como en toda tragedia, es su doloroso destino y finalmente su muerte la que le proporciona una grandeza humana por encima de la mezquindad de sus paisanos.

Como suele suceder en muchas historias, lo local se transforma en universal. En el bello escenario de Xochimilco, fotografiado por el gran Gabriel Figueroa, la extorsión inmisericorde del cacique, el miedo lambiscón de los esbirros, la injusticia, la prisión de Lorenzo Rafael y la lapidación de María Candelaria se vuelven arquetípicas y terminan reflejando las luces y sombras que se entretejen dentro de nuestras almas individuales y también en medio de los grupos humanos, escasamente atinados en el momento de valorar y comprender que lo que realmente tiene sentido y brillo se encuentra en el interior de las personas, siempre muy alejado del ruido y el oropel.

En estos días me ha sido dado ver por primera vez esta bella película. Y la he disfrutado, aunque al final haya terminado con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. No tanto de dolor. Tampoco de indignación (conozco a mi especie), sino de gratitud y emoción por el arte que toma el barro más sencillo y espeso y con él crea delicadas formas que remiten a lo más abyecto y noble que habita en los seres humanos, algo de lo que tal vez en la contienda política y los avatares de la supervivencia olvidamos demasiado seguido.

Y aquí les dejo la peli, porque si tienen un alma sensible de seguro la van a disfrutar...


FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA
Título: María Candelaria
Año: 1943
Director: Emilio "Indio" Fernández
Guion: Mauricio Magdaleno y Emilio Fernández, sobre un argumento original de Emilio Fernández
Fotografía: Gabriel Figueroa
Reparto principal: Dolores del Río, Pedro Armendáriz, Miguel Inclán, Alberto Galán, Margarita Cortés, Lupe Inclán, Rafael Icardo.
Premios: Palma de Oro en el festival de Cannes en 1946, y en el mismo año, un reconocimiento especial a Gabriel Figueroa por la calidad de la fotografía del film.