lunes, 15 de enero de 2024

BUENOS Y BELLOS (O YA NO HACEN LOS POLICÍAS COMO ANTES)

 

En aquellos años ya pasaban cosas horribles por estas tierras, pero no estaba muy enterada. Todavía era pequeña, y los sábados tarde me iba en bicicleta a la iglesia del Carmelo a dar catequesis a los niños del barrio. Los otros días iba al colegio, como toda persona de trece o catorce años que se respetara. Y como toda persona de clase media de aquel entonces en la noche nos congregábamos en torno al único televisor de la casa.

La sesión, durante o después de los deberes, consistía en un noticiero, una telenovela y una serie de detectives, de esas que a mi papá le privaban, sobre todo las que pasaban en el canal 8, más tarde la inefable Ecuavisa: lunes, Hawaii 5-0 ('tremenda goleada', decíamos en broma), martes, Las calles de San Francisco, los miércoles no recuerdo bien qué daban al principio, creo que era Cannon, los jueves creo que era algo así como Barnaby Jones o alguna otra cosa de misterio, y luego Cannon creo que se fue a los viernes porque llegó una serie muy novedosa que en seguida nos encantó: Starsky y Hutch.
 
Bueno, creo que a mi papá no le gustaba tanto esta última. Para él los detectives tenían que ser como Steve Magaret y sus tres ayudantes, Barnaby Jones o el teniente Stone de Las calles de San Francisco y su inseparable gabardina, acompañado siempre por Michael Douglas en un papel cuyo nombre no recuerdo ahora mismo. 
 
Pero Paul Michael Glaser y David Soul en sus respectivos papeles de Starsky y Hutch tenían algo que el resto de detectives de serial no poseían: eran jóvenes e informales, no usaban terno ni uniforme, y no le temían a demostrarse el natural cariño de la amistad entre hombres, y tal vez eso resultara lo más perturbador, pues más allá de ser dos detectives no tenían la carga de rudeza masculina de los otros, y se profesaban una profunda amistad con manifestaciones de cariño como abrazos y toques afectuosos, quizá demasiado para mentes conservadoras, tanto que a veces hasta lloraban juntos por alguna tristeza compartida, pero en general eran muy divertidos. 
 
Por otro lado, en su accionar no se diferenciaban mucho de los otros, pues en cada episodio provocaban por lo menos una muerte, ya sea accidental o voluntariamente. Pero era por una causa noble: liberar a la sociedad de la peste delincuencial. Sin embargo, y al contrario de los otros, también pasaban la tenue línea de la impolutez y se codeaban con un delincuente callejero, soplón de poca monta, representado por Antonio Fargas, que se llamaba Huggy Bear. 
 
Los dos eran guapos y atractivos, pero quizá Hutch, o sea David Soul, lo era un poco más. Por compensación, Starsky era más divertido e irreverente. Y sostenían, entre bromas y afectuosa complicidad esa idea del policía bueno que nos cuida y que se haría trizas después de que nos enteráramos de las vicisitudes del primer Plan Cóndor y viviéramos episodios tan perturbadores como la desaparición de los hermanos Restrepo, por mencionar solo un hecho de muchos que desmitificaban con violencia aquello de que "el policía es tu amigo". 
 
A Paul Michael Glaser creo que no lo vi más, pero a David Soul sí, en una película muy bonita que hasta ahora no he podido localizar y que se llamaba algo así como La perrera municipal. Y también, andando la vida, cuando mi pasión por Stephen King me hizo buscar todo lo posible relacionado con sus novelas hasta descubrir que nada superará sus libros, pude ver El misterio de Salem's Lot
 
El día que supe de la muerte de David Soul, nacido Soldberg, me enteré de que también era un cantante pop, y de otras cosas bastante tristes como su lucha contra el alcoholismo y contra un temperamento violento, y la dolorosa decadencia del final de la vida. Pude escuchar su bella voz y me dio pena no haberle conocido antes en esa faceta. Pero más que nada sentí nostalgia de aquella adolescencia en donde yo echaba en falta, como en toda mi vida, la ausencia de un amor maravilloso, y otras cosas igual de volátiles, sin darme cuenta de que tenía una familia que me cuidaba, un papá que siempre escogía quedarse en casa viendo series de detectives con nosotros, mis artistas favoritos que desaparecen del planeta pero se quedan en la memoria por obra y gracia de la tecnología y en el corazón por lo que disfrutamos de su trabajo y todo lo que nos dieron sin saber. 
 
Buen viaje, sargento Ken Hutchinson, un policía que parecía saber quiénes eran los buenos y los malos, que lloró cuando murió su novia y también la novia de Starsky y que después se puso a rescatar perritos y cazar vampiros sin perder la frescura de su imperecedera belleza, ahora resucitada en los videos de redes sociales. Que el universo le devuelva la paz que tanto buscó en vida y sobre todo las horas de emoción que ahora recupero al mirar sus historias, y que me siguen haciendo feliz, como en aquellos lejanos catorce años en donde también lo era y no lo sabía.