sábado, 15 de junio de 2019

... Y EL DIABLO SE FROTA LAS MANOS



Como si no tuviéramos nada más que hacer, nos pusieron a discutir acerca del matrimonio igualitario: ¿cómo? Bueno, por un órgano no regular, cinco jueces de la Corte Constitucional decidieron que aquí en el Ecuador el matrimonio ya no es la unión monogámica entre un hombre y una mujer sino entre dos personas. Bastó. 

Los partidarios de la RC nos dividimos en homofílicos y homofóbicos sin pensar medio minuto en de qué se trataba y para qué lo hacíamos, y si hasta hace unos minutos habíamos llorado abrazados oyendo un discurso de Correa, inmediatamente después nos pusimos en guardia los unos contra los otros. Los anticorreístas también se desconcertaron: los más conservadores se pusieron a decir que todo esto había comenzado cuando Correa autorizó (?) la unión de hecho entre personas del mismo sexo. Los liberales en cambio reforzaron su creencia de que ahora sí se respira libertad, pues la gente del mismo sexo ya se puede casar entre ellos y ellas, no como en la época del Súper Dictador que antecedió al Mesías Cuántico. 

Mientras, en nuestras cárceles ocurren sucesos terroríficos, Gran Bretaña firmó la autorización para extraditar a Estados Unidos a Julian Assange y con un golpe de varita mágica el Ministro de Defensa Oswaldo Jarrín convirtió el maravilloso archipiélago de las Galápagos en un simple portaviones norteamericano. Y nosotros, agarrándonos de los pelos y sacándonos los ojos porque la familia está en peligro y porque a mayor homofobia mayor homosexualidad latente. 

Es claro que, como dice, por seguir en temas bíblicos, alguna carta de San Pablo: nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados y potestades. Y esos principados y esas potestades del mal son las que sueltan la bomba para dividirnos y ponernos a pelear por intrascendencias mientras ellos siguen a rajatablas las órdenes imperiales. 

Ya se están organizando las marchas de "Con mis hijos no te metas" y las contramarchas de la coincidencia con el mes del Orgullo LGBTI, y se producirá un encontronazo entre marchas similar al relatado en el Libro del Buen Amor entre la marcha final del Carnaval y la primera procesión de la Cuaresma en la madrugada de un miércoles de ceniza medieval. Solo que mientras ahí resultaba cómico, acá las consecuencias serán impredecibles. 

Creo que los ciudadanos corrientes debemos hacer un alto. Más allá de nuestro acuerdo o desacuerdo con el matrimonio igualitario o cualquier otra trampilla couyntural, urge que leamos entre líneas los tejemanejes gubernamentales. No nos engañemos, desde que dos personas del mismo sexo forman una pareja y, contando el cuento que sea, se van a vivir juntos, existe el matrimonio igualitario, esté o no esté aprobado legalmente. ¿Qué más da que firmen un papel en un registro civil o no? ¿Realmente nos va a afectar en algo? 

Pero mientras nos distraen con el caramelito de la disputa moral, se están llevando el país en vilo y en peso. Van a regalar el Ecuador como una hacienda 'con todo e indios' al imperio norteamericano. ¿Y nosotros, los indios? En la disputa del sí y el no por algo que se podría solucionar con la simple máxima que reza "vive y deja vivir".

jueves, 13 de junio de 2019

"NOS IMPUSIERON EL MATRIMONIO GAY"


Así dicen algunos indignados, dando a entender que ahora no les va a quedar más remedio que divorciarse de su matrimonio héterosexual (si lo tienen) y buscar a alguien de su mismo sexo para cumplir con la normativa. Pero para su decepción hay que decirles que no. Que no es necesario. Que sigan nomás con su doble vida porque nadie les va a obligar a nada. Que no se preocupen tanto. Que todo bien, vamos.

¿Por qué la gente conservadora entra en pánico cuando la Corte Constitucional del Ecuador elimina las palabras que señalan que en este país el matrimonio era la unión entre hombre y mujer para convertirse en la unión de dos personas? ¿En qué afecta? Parecería que nunca se hubiera dado algo parecido en nuestro medio. Porque, ¿qué es el matrimonio sino la formalización de una relación que en ciertos casos ya lleva larga data y a la que solamente le falta la firma de un papel o la bendición de un clérigo? 

La homosexualidad es tan vieja como la humanidad. Para algunos es una aberración; pero también es una aberración la guerra, y nadie le da tanta contra. Ahora último, un padrecito grosero que anda youtubeando por ahí, imitando grotescamente y ridiculizando a todo el que en ejercicio de su libertad de pensamiento se confiesa no católico, dice que la homosexualidad es un pecado porque 'no da paso a la vida', o sea, en cristiano, porque no permite la reproducción. Es verdad que en sociedades con una alta mortalidad de jóvenes y adultos por el motivo que sea, y más cuando esa alta mortalidad es masculina, la homosexualidad apenas se manifiesta. Obviamente, son sociedades en las cuales la reproducción es primordial para la sobrevivencia. Y en seguida surge otra pregunta: a estas alturas del partido, con el mundo a punto de reventar, ¿no es preferible, por el bien de la vida en el planeta, evitar la reproducción humana por donde más y mejor se pueda? 

Pero, regresando al tema que nos ocupa, decíamos que la homosexualidad es tan vieja como la humanidad. Hubo culturas que no le prestaron mayor atención y le permitieron existir sin cuestionamientos ni reprobaciones. Otras no. Concretamente, aquellas culturas basadas en la religión monoteísta del dios castigador, celoso y vengativo la estigmatizaron desde siempre, y en sus orígenes incluso con pena de muerte o exclusión total de la sociedad. Sin embargo, no lograron terminar con esta condición natural de ciertas personas.

Al igual que la gente héterosexual, muchas parejas gais y lesbianas han optado por vivir juntas. Otros, no. La diferencia era que las parejas homosexuales no podían formalizar esas uniones. Pero, en un tiempo en el cual incluso el matrimonio héterosexual es una institución desprestigiada, ¿por qué la gente homosexual insiste en poder casarse legalmente? Más allá de lo romántico y sentimental, también hay motivaciones logísticas y prácticas para luchar por la legalización de estas uniones: la posesión de bienes en sociedad conyugal, las decisiones extremas en caso de vida o muerte, la sucesión en caso de fallecimiento. Porque, no nos engañemos, el matrimonio es, ante todo, el contrato que regula estas situaciones. Y sincerándonos un poco más, con mucha frecuencia la misma familia que los repudiaba por su condición, en cuanto fallecían iba a tomar posesión de los bienes y propiedades alegando los lazos de la sangre.

Por otro lado, la gente está preocupadísima de que les vayan a permitir adoptar niños. Ahá. Ya no pueden de la preocupación. Pobres niños, dicen, con dos madres o dos padres. Y... ¿no será de esperarse un poquito? O de observar la realidad y meditar cinco minutos: ¿no han visto las atrocidades que pasan en familias héterosexuales? ¿No conocen el sinnúmero de embarazos por incesto héterosexual que existen en nuestro país? Los mismos que se rasgan las túnicas por la hipotética adopción homosexual de seguro envían a sus hijos al catecismo de la parroquia, ignorando los casos de pedofilia católica y cristiana que han pululado desde quién sabe cuándo... pero eso no es tan preocupante porque la iglesia está formada por hombres y la humanidad es imperfecta, así lo justifican.

En realidad, el matrimonio igualitario existe desde que dos hombres o dos mujeres unidos por el amor erótico decidieron compartir un espacio, unas propiedades, una vida en común hasta que la muerte o las vicisitudes de la existencia les separen. No importa si no firmaron un papel o si nadie les dio la bendición. Tampoco importa si se mostraron al mundo como 'roommies', si mintieron que eran primos, primas o mejores amigos. Muchas veces lo hicieron incluso para salvar su vida en ámbitos violentos por lo provincianos y pacatos, para poder vivir en paz el amor de la forma en que les fue dado acercarse a él.

Y mientras un poco de machos y hembras a ultranza ponen el grito en en cielo porque creen que les obligarán a dejar de serlo, y todos los demás nos enredamos en la estéril discusión de cómo será la vida universitaria de los infantes adoptados por parejas homo, ya han extraditado a Julian Assange y Galápagos es declarada 'honrosamente' un portaaviones natural que el Ecuador le regala al Imperio a cambio de nada. Lo que realmente importa.

viernes, 7 de junio de 2019

LOS FRAGMENTOS DEL SER Y DE LA HISTORIA


La poesía de Marcos Rivadeneira Silva no es fácil. Muestra una manera intensa y al mismo tiempo aparentemente desapasionada de enfrentar el mundo. Observa otros rostros como si fueran espejos y al mismo tiempo monumentos de granito. Al menos eso es lo que se experimenta en el recorrido por uno de sus últimos libros: Fragmentos.

Y de hecho, son eso: partes, retazos, mundos del pasado apenas entrevistos. Los fragmentos de la historia que nos construyó desde que en el horizonte se perfilaron los barcos invasores y llegaron a construir la complejidad de nuestra idiosincrasia. Pero el poemario no se queda ahí, sino que explora nuestra fragmentación esencial de seres humanos, y nuestro deber y nuestro derecho de asumirla como parte inherente a la condición ídem y a la existencia en general. De ahí la reiteración casi obsesiva de la expresión “¡estoy aquí! ¡estoy aquí!”

El ser individuo y el ser parte de una colectividad, fragmentos, diríamos, de una historia, de un país, de un lado del mundo permeado de un pasado a la vez ruinoso y glorioso. El ser quien se es y unir nuevamente los fragmentos escindidos para construirse y re-construirse dan sentido al título y al desarrollo de los poemas de Marcos Rivadeneira en este breve pero contundente libro.

Imágenes que son pinceladas, recordándonos que este poeta también es pintor, y de los buenos, de los buenísimos, diríamos. Palabras entintadas en nostalgia y rebeldía, recordándonos que este pintor y poeta también es un artista del papel, al que trata con delicadeza y amor. Los Fragmentos de Marcos se juntan para formar un mundo que se nos hace conocido pero que también nos aporta una nostálgica visión de lugares, paradas y estaciones donde los conceptos de la vida se juntan para crear la esencia de la historia y el ser. 

Un divertido refrán español reza: "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Los Fragmentos se juntan en un libro breve, no abundan. Dicen lo que tienen que decir. A veces, simulan imágenes en sepia. A veces, estallidos de colores. A veces oscuridad nocturna. A veces luz del día. Fragmentos de la historia y la esencia de nuestro ser humano e histórico. Fragmentos del alma que se engarzan en formas caprichosas hasta crear un todo. Fragmentos de la vida en torno a ese estoy aquí que nos da la certeza de la presencia, el ser y el poder aspirar a ser mirados, reconocidos y apreciados como lo que somos: humanos en fragmentos, y fragmentos unidos hasta formar un todo sólido y poético en medio del caosy de la nada.