martes, 11 de marzo de 2025

DE VIAJES EN EL TIEMPO Y OTRAS TRAPACERÍAS


Hace algunos días los televidentes de TC se vieron sorprendidos por una (otra) curiosa puesta en escena en la cual el ‘periodista’ Rafael Cuesta jugaba a ser viajero en el tiempo, tal cual los Douglas y Tony de nuestra infancia. Aparentemente, Cuesta iba a buscar en el futuro respuestas que fácilmente le habría podido proporcionar el pasado, pero haciéndonos eco de un antiguo chascarrillo de borrachos, él no quería buscar la llave donde mismo se le perdió, sino aparentemente donde hay más luz… o tal vez menos. 

Lo que deseaba Rafael Cuesta era ver lo que pasaría en el hipotético caso de que ganara uno u otro candidato a la Presidencia de la República, y para eso supuestamente viaja dos años en el tiempo y nos muestra los noticieros de fines de febrero de 2027.

Sin embargo, el equipo productor de la nota olvida un par de cositas que parecerían verdades de Perogrullo, y es que para averiguar lo mismo podríamos no ni siquiera hacer un viaje, sino volver la mirada al pasado y obtener la misma información que el conocido periodista pretende otorgarnos en un exceso de fantasía.

Nos dice, por ejemplo, en la nota imaginaria correspondiente al supuesto triunfo de Daniel Noboa, que el plan Fénix ha dado resultados… ¿por fin? Porque si miramos un año atrás podríamos ver que ni siquiera se sabe en qué consiste el tal plan, y muchos incluso dudan de que siquiera existe, por más que la ex ministra del Interior haya exhibido un voluminoso legajo de hojas en blanco.

También nos dice que se aumentará el monto del Salario Básico Unificado, sin embargo, en estos mismos días hemos podido ver cómo se les ha negado el pago de cierto bono a algunos jóvenes que fueron subrepticiamente cooptados como parte de la campaña electoral. Aparte de que, desde el gobierno de Moreno hasta este, pasando por el de Lasso, el índice de empleo ha caído en picada. Entonces, repito… ¿para qué irse al futuro si el pasado reciente ya nos da la información?

Otra de las posibles noticias que se plantean es que, si gana Noboa, Fito, el delincuente fugado entre diciembre del 2023 y enero del 2024, sería por fin capturado. ¿Es en serio? ¿Se va a demorar dos años más en capturarlo? Y además avalan la invasión a otra embajada, la de Venezuela (que ya ni hay), en donde se habrá refugiado el narcotraficante y pedido además un salvoconducto. Este apartado podría considerarse como uno de los capítulos más notables de la Historia Universal de la Infamia, pues pretenden equiparar la figura de Fito a la de Jorge Glas, que ni es narcotraficante, que cumplió la mayor parte de su sentencia y a quien nada se le ha comprobado digan lo que digan los fanáticos del anticorreísmo enfermo.

Si gana Luisa González, dicen ellos, en cambio, se establecerá una ley de comunicación que incluso controlará hasta las redes sociales, y la vuelven a llamar “Ley mordaza”. Solo faltaban las imágenes de Ortiz y Vera con sendas X de esparadrapo sobre sus bocas, algo que tal vez tuvieron la delicadeza de ahorrarnos porque hasta Cuesta tiene algún sentido estético. Pero si recordamos los diez años de la Revolución Ciudadana veremos que no solo los pseudo periodistas titulados por la dictadura, entre otros, dijeron lo que se les vino en gana sin la menor comprobación, sino que además pulularon portales digitales financiados por la Usaid con el expreso fin de difamar al gobierno y que, además, cuando se estableció una pena para algunos comunicadores el mismo Rafael Correa les perdonó la prisión y la multa.

Hablan de un tal ‘nuevo sucre’ como la moneda en la que se harían los pagos dentro de dos años, de ganar Luisa González, pero no se contestan una simple pregunta: ¿se desdolarizó la economía nacional en los diez años de gobierno de la Revolución Ciudadana?

La puesta en escena de Cuesta y sus ayudantes, sospechosamente parecida en colores y estilo a aquella del 9 de enero de 2024, está llena de sofismas y falacias, y vuelve a tratar a la gente, a sus televidentes, como si fuesen imbéciles (perdón, pero no existe otro término). Pero lo más grave no es solamente eso, sino que además está llena de manipulaciones burdas y malintencionadas, de sugerencias absurdas y de maldad, para seguir con la tónica de los últimos tres gobiernos. Y aunque se enfoca en un futuro que ni ellos mismos se creen, ignora las siempre válidas e innegables lecciones de un pasado que ya vivimos y que, de acuerdo a los intereses de sus actores, no tendría por qué cambiar.