viernes, 3 de enero de 2014

CON QUÉ DERECHO


Me entero de que un grupo de personas católicas impidieron que se continuara con la irreverente exposición de un artista en el barrio de Carcelén. Este hecho, ya de por sí es grave, pero se vuelve más grave cuando las personas en cuestión arman una gresca monumental por el suceso, y en medio de este zafarrancho quieren quemar la obra, la estación de bus convertida en galería de arte y quién sabe si también al artista. La pregunta es ¿con qué derecho?
Se hablará de irrespeto. ¿Irrespeto a qué? A lo largo de su historia, la iglesia católica no se ha caracterizado precisamente por respetar nada que no le convenga. Los católicos fundamentalistas (que los hay, y muchos) utilizan toda clase de irrespetuosos mecanismos para minimizar y satanizar a quienes consideran nocivos para la difusión y permanencia de su fe, comenzando por la mordacidad y la ironía y pasando por un variopinto muestrario de actitudes que en su momento llegaron al más monstruoso y arbitrario irrespeto a la integridad y a la vida humanas (no olvidemos las hogueras de la Inquisición y todo lo que las antecedía en vejación y tortura).
Se hablará de arrogancia. ¿Arrogancia? A lo largo de su historia, en un comportamiento no exclusivo pero sí bastante fanático, la Iglesia Católica se ha proclamado como la 'religión verdadera', concepto que en nuestros días hace agua por todas partes. Se ha entronizado como parte de los poderes más perversos que han regido nuestro mundo. ¿Por qué, si no, en nuestros países es común que en los actos oficiales esté no solo presente, sino presidiendo mesas directivas y ocupando sitios de honor un personero católico, privilegio que está vedado para empezar, a las mismas monjas católicas, y para continuar a los pastores evangélicos, a los rabinos, a los imanes, a los monjes budistas, etc., etc., etc...?
Ahora pretenden seguir regulando la vida y obra de la humanidad. Como afirma el maestro Fernando Vallejo en su inmejorable libro La puta de Babilonia: coarta a las otras religiones donde manda y defiende la libertad de cultos donde no manda. Con su boca se opone a la unión legal entre personas del mismo sexo, mientras el resto de su cuerpo perpetra y encubre monstruosos y masivos casos de pedofilia y pederastia en sus propias instituciones y edificaciones. Con una mano firma peticiones 'provida' oponiéndose irracionalmente a la despenalización del aborto y a la legalización de la eutanasia como el derecho a una muerte digna para los seres humanos, mientras con la otra perpetró toda clase de crímenes de lesa  humanidad durante más de diez siglos. Se autoproclama un poder espiritual pero se da modos para mantenerse como uno de los más típicos poderes económicos y políticos que en el mundo han sido. 
Supuestamente defiende la obra divina y la glorifica, pero estigmatiza la sexualidad del ser humano como pecaminosa y sucia. 
Las palabras de Jesús en el Evangelio (que con toda desfachatez esta iglesia sigue manteniendo vigente en sus rituales) hablan con claridad de esto: "misericordia quiero, y no sacrificio" sentencia su maestro. Habla de la ley para la gente y no viceversa. Grita Sepulcros Blanqueados a los fariseos de su tiempo (tan parecidos a los del nuestro)... y finalmente muere crucificado solamente para ser secuestrado por un poder perverso que durante dos mil años lo ha utilizado como icono de todo lo contrario a lo que proclamó su revolucionaria doctrina.
Y son ellos los que hablan de irrespeto.

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