viernes, 12 de febrero de 2021

¿RACISMO, DIJO?


Si algo sabemos hacer bien aquí es pelear, discutir, agarrar cual artista marcial el argumento del otro y darle la vuelta para que calce en nuestra proterva intención, poner lo que nos conviene en boca ajena, y decirle a la otra persona, que está segura de lo que dijo, que no dijo eso, sino esto. Y si la cosa es un tema absolutamente secundario, mejor. ¿Qué ecuatoriano o ecuatoriana no ha tenido alguna de estas experiencias, ya sea como emisor o receptor, ya sea como víctima o agresor?

Entonces, ahora resulta que quienes critican cualquier cosa del candidato de Pachakutik son ‘racistas’.

Son, obviamente, racistas, los que tienen resquemor de que sea indio. Nadie va a negar que el que les mandó a quedarse en el páramo, la que les prohibió pisar Guayaquil y sobre todo quienes les masacraron hasta terminar con la vida de por lo menos once de ellos a punte disparo, gas lacrimógeno, sacada de ojo y agresión directa son bien racistas o están a las órdenes de contumaces racistas. Solo que ellos lo hacían en ‘cumplimiento de su deber’ o por la ‘majestad del cargo que ostentan’ y ahí el racismo real sí se vale, también hilan muy fino, estaban destruyendo Quito, qué les pasa.

Pero resulta que también son racistas los que cuestionan su condición asumida de indio. ¿Por qué? nos preguntamos. Y cuando se ponen a explicarnos todo se oscurece más.

Resulta que, si desconfías de la autodefinición coyunturalmente conveniente que alguien hace de sí mismo como ‘indio’, también eres racista. Nunca se deja de aprender. Y en ese caso no solamente eres racista, sino también te tiras a mucho, porque resulta que nadie sabe quién es indio y quién no y peor vas a andar por ahí diciéndole no indio a un indio. ¿Acaso inventaste el indiómetro, vos? Ni la más pura genética puede determinar qué porcentaje de sangre india tiene un ser humano. Y así es. Pero que alguien que mientras no lo necesitaba se llame Carlos Ranulfo, y en cuanto el anticorreísmo requiere del indigenismo se pase a llamar Yaku Sacha es puramente casual. No tiene nada qué ver. No es nada sospechoso. Lo que pasa es que eres un pobre y triste racista de mierda. Si alguien viene, por ejemplo, y te dice “soy una refrigeradora”, ¿cuál es tu problema? Déjale que se llame Indurama si así le place. No te hagas lío. No seas racista, carajo. Antes te quería y ahora te odio por racista.

Como siempre, desvían la discusión hacia lo intrascendente, dejando de lado lo verdaderamente importante, como son el auténtico racismo y la lambisconería de quienes olvidan sus raíces y se dejan mangonear por la embajada sin que les importe regalar su país repleto de indígenas auténticos, de mestizos sin disfraz, y hasta de blancos conscientes. El racismo de quienes prefieren los adoquines, patrimoniales o no, a las personas. El racismo de quienes aúpan el estado de privilegios por encima del estado de bienestar. Y ese despreciable e indigno racismo de quienes traicionan a todo un pueblo para irse con los de ‘abolengo’ no ni siquiera por convicción, sino porque ellos pagan muy bien la indignidad, ya sea en efectivo o en especie.

 

 

1 comentario:

Luis dijo...

Un análisis muy oportuno mi Lucre, estoy harto con este tema del racismo de Yaku de Lasso y de sus seguidores enfermos de odio. Todo lo que estamos viviendo con esta gente es una verdera vergüenza,