Así, por preguntarme, me pregunto qué habría pasado si Diego Armando Maradona tenía fotos abrazado a Trump, a Piñera, a Macri, a Moreno (aunque no le creo de estómago tan fuerte), a Gloria Álvarez... De seguro la burda y cruel caricatura que encabeza este artículo no se habría dado. Porque en realidad no les molestan los problemas de adicción del ídolo, eso es lo de menos. Pero dadas sus 'malas amistades' y sus peores ideas, entonces hay que irse con todo, faltaba más. Ahorita mismo gente de la misma calaña de Bonil debe estar averiguando a qué le olía el aliento, para, si es posible, hostigarle post mortem con el tema.
Al pensamiento conservador del mundo no le importa la vida personal de nadie, ni le preocupan los malos ejemplos ni cualquier otro problema a no ser que se trate de alguien que alguna vez en su vida ha mirado hacia la izquierda. Entonces es el momento de achacarle por todos los errores o problemas de su vida. Porque si Bonil quisiera podría mirar a su alrededor, en la pelagatería local, nomás, y encontraría varios ejemplos de lo que tan acuciosamente critica cuando se trata de alguien cuyo mayor pecado es haberse tomado fotos con los Kirchner, Fidel y Chávez. Alguien cuyo mayor escarnio es haber pasado por Cuba para un proceso de rehabilitación (eso no cuenta) y haber defendido a las Madres de la Plaza de Mayo.
Con motivo del fallecimiento del crack del fútbol argentino, las redes sociales (más que los medios) se han llenado de gente que jamás en su vida no digamos ha tomado... ha olido un 'shot' de licor, mucho peor ha encendido un cigarrillo o ha tenido un ataque de risa nerviosa en un funeral. Como siempre, en ese valle de pasiones, los ánimos se caldean al defender puntos de vista: acusaciones de pedofilia, de golpear mujeres... que tendrían que ser demostradas más allá de las fotos o los recortes de perdiódico que la gente se ha acostumbrado a esgrimir como prueba irrefutable de cualquier cosa.
Diego Armando Maradona está muerto, como un día estará Bonil y todos aquellos que lo acusan de lo acusable. No necesita homenajes y los insultos ya no le llegan. Pero el ala conservadora del mundo conoce también la fuerza de la destrucción simbólica y cómo puede golpear el inconsciente de la gente. Guerra es guerra, no importa contra lo que se vaya. Sin embargo, hay una máxima que aconseja tomar lo que nos sirve y desechar el resto, y el mismo evangelio nos recuerda que de la abundancia del corazón habla la boca.
Por si no fuera poco, la ley del espejo también nos dice que censuramos en los demás lo que odiamos en nostros mismos, y que aquello que vemos o decimos habla más de nosotros que de los otros. Yo, sinceramente, prefiero quedarme con la imagen de aquella persona que ponía pasión en lo que hacía, y que se emocionaba con un niño con cosas que los buenoides materialistas del universo jamás podrán comprender.
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